Ni papas fritas, ni pechugas empanizadas, pues el conflicto ha impulsado aún más los costes de la energía y la alimentación, lo que golpea sobre todo a los más pobres.
El mandatario consideró que la expulsión significaría dinamitar el único instrumento de intermediación que existe para conseguir un acuerdo de paz y evitar que la gente inocente siga sufriendo.