Para evitar el contacto físico, este miércoles de ceniza no hubo cruces en la frente, sino que el polvo se dejó caer sobre las cabezas de los fieles, en el Sagrario Metropolitano.
Aunque después de las 12:00 la iglesia se cerró con cordones para que la gente ya no pudiera entrar, el recinto estaba lleno, había pocos espacios vacíos.