Sequía en NL, afecta a venero y a familias en la colonia Topo Chico

Del corazón de la montaña, en el cerro del Topo Chico, no sólo brota agua, sino la esperanza para familias que utilizan el líquido para lavar autos. La sequía afectó el ojo de agua, que, en medio de la peor crisis en Nuevo León, se resiste a morir.

Enclavado entre las calles Venustiano Carranza y 30 de Abril, uno de los veneros más conocidos en la colonia Topo Chico, a las faldas del histórico cerro del mismo nombre, provee agua para el deleite de vecinos.

A los más pequeños y jóvenes les trae diversión mientras que a los adultos una opción de ganarse la vida. El agua que brota de la montaña corre por algunas calles hasta la avenida Almazán y con ella lavan autos.

En época de lluvia el agua toma su cauce, en temporada de seca, los vecinos sufren ante la escasez y tienen que realizar una expedición al interior mismo del cerro para obtener el líquido. Pero este año ha sido particularmente más difícil.

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Para conocer la manera en que obtienen el agua tenemos que entrar con ellos.

Don Beto es de oficio albañil. Con el impuesto verde y el incremento en el precio de los materiales el trabajo ha disminuido. Su segundo empleo como lavacoches también se redujo con la poca agua que brota del venero. Pareciera que el destino mismo pretende complicar la vida del delgado hombre, su esposa y sus cuatro hijas.

Aun así se resiste a perecer. Entra en el túnel en busca de un acumulado de agua. Por la mañana hay agua suficiente para trabajar, aunque es líquido para dos horas de labor. Una vez sin agua no queda más que esperar. Pero la naturaleza, caprichosa como solo ella puede serlo, en ocasiones brinda un aliento para soportar un minuto más y continuar en pie de lucha.

Los lavacoches de la Topo Chico son otros de los miles de afectados por la sequía y que claman la llegada de las lluvias para finalmente, recuperar la paz.

Rja