Don Pedro Martínez y su historia en el viacrucis de San Pedro de los Hernández en León
Pedro Martínez, hizo su primer papel dentro del viacrucis cuando tenía 18 años de edad y hasta la fecha continúa participando.
Don Pedro Martínez es uno de los 19 hombres que le han dado vida a Jesús en el viacrucis de San Pedro de los Hernández, el cual está a punto de cumplir 59 años, recuerda que en aquellos tiempos la sangre era real, pues se cortaban los brazos para después derramarla en el rostro.
Sin embargo, en esa década de los 80 se vivió la pandemia del VIH en México y por ello tuvieron que hacer algunas modificaciones y salir con sangre artificial, y como esa, nos platicó otras historias.
Su primer papel lo hizo cuando tenía 18 años de edad y hasta la fecha continúa participando a excepción de dos años que se retiró cuando se casó, pero luego se volvió a incorporar en el grupo.
“En el año de 1984, 85, en el 87 y en el 91 como Cristo como la persona de Cristo. Son 19 chamacos (participantes) 19 seguidores, uno de ello soy yo su servidor”, comentó.
Para él ha representado un cambio de vida total por el ritmo de vida que llevan como adolescente que no conocía de la Sagrada Escritura como la frase “ustedes no entienden ahora, pero muy pronto lo entenderán”.
Don Pedro comentó que le ha tocado vivir una experiencia de vida fuerte al lado de su familia, pero siempre acompañado de la religión.
Una de ellas es cuando su esposa tuvo que enfrentar el cáncer y gracias a la Biblia pudo ampliar su fe para acompañarla en esos momentos tan difíciles de los cuales salieron victoriosos.
“La más extraordinaria para mí, mi esposa es sobreviviente de cáncer ahorita, cuando estaba en su proceso para entrar al hospital yo la invite a que se ungiera porque yo sé que podemos entrar a un hospital, pero no sé si podemos salir, el día que fuimos a misa para que el padre la ungiera la Sagrada Escritura nos hablaba de ‘no tengas miedo, yo voy a estar contigo toda la vida’ y esas palabras eran muy difíciles a mi esposa porque ella me decía ‘tú no sabes lo que yo siento’”, comentó.
Sin embargo, el hombre le argumentó a su esposa que Dios si sabía lo que estaba viviendo y fue la forma en la que enfrentaron el proceso
Posteriormente cuando descubrió esa parte se dio cuenta que el llamado de Dios para él era en otro lugar aparte del viacrucis, por lo que emprendió nuevo camino en retiros y como ministros extraordinarios de la sagrada comunión a los enfermos en la parroquia y en la parte del apostolado.
Mandó un mensaje a los jóvenes diciéndoles que la felicidad no está en la calle sino en uno mismo, cuando tienes una experiencia de Cristo en tu vida y dijo que el señor tiene una frase que dice: “te basta mi gracia”.
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