Así es el laberinto en el rancho Izaguirre donde entrenaban a reclutados para secuestrar personas
El equipo de MILENIO mostró una distribución de las áreas al interior del rancho Izaguirre, en Teuchitlán.
Durante el recorrido realizado al interior del rancho Izaguirre, en el municipio de Teuchitlán, Jalisco, el 20 de marzo, el equipo de MILENIO logró captar las diferentes áreas del predio en donde se realizaban diversas actividades para los jóvenes reclutados que estaban ahí.
Uno de los sitios que más se destaca es una estructura que simula una finca, la cual luce como una especie de laberinto, en donde se hacían ejercicios de extracción de personas, es decir, secuestros.
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¿Cómo es la distribución del interior del rancho Izaguirre?
Se encuentra una construcción con tres habitaciones llamada “La carnicería”, donde se desmembraban a personas y se almacenaban objetos.

En una de las esquinas está un gimnasio en donde se localizaron zapatos, pesas, barras y mancuernas de elaboración artesanal, además también era utilizado como dormitorio. Cerca se encuentra un baño para los reclutados.
Justo a un lado del gimnasio hay un lugar donde operaban los mandos del sitio, donde se destruían documentos, también habían listas con apodos asignados a los reclutas.
Poco más adelante del edificio de mando, hay una construcción con tres baños exclusivos para los encargados del rancho.
Se encontró una pista de entrenamiento con obstáculos para los jóvenes que habían sido reclutados por el crimen organizado, cerca de ahí hay había una cocina, mientras que al otro lado un área de tiro.

Y finalmente, la zona de los supuestos hornos crematorios está cerca de donde está la construcción de la carnicería.
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¿Qué pasó el 20 de marzo en el rancho Izaguirre?
El predio se convirtió el 20 en los que los colectivos calificaron como un museo. Las familias llegaron en camiones, formaron filas bajo el sol y esperaron su turno para entrar al sitio donde probablemente estuvieron sus seres queridos, pero en su lugar, encontraron un sendero marco por cinta amarilla, restricciones y ni un solo indicio.
“Nos están pasando a un museo, señores, entramos a ver las evidencias donde tal vez estuvieron nuestros hijos. Nos pasan sobre un pasillo para ver de lado izquierdo y derecho. Esto no sirve para nosotras como madres. Buscamos a nuestros hijos, y venir a ver un museo, no se vale”, dijo Patricia Sotero, integrante de uno de los colectivos.
Días, meses, años sin noticias de sus seres queridos. Ya habían esperado mucho bajo el calor, sin agua ni comida, la paciencia no fue su virtud, así que optaron por avanzar a la fuerza. Rompieron el cerco de la Fiscalía de Jalisco que les pedía esperar las camionetas que las trasladarían al sitio.
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