Una familia en Guadalajara es unida por el mariachi: Teresa narra cómo viven esta tradición
Teresa al igual que sus hermanos y sobrinos aprendieron de manera lírica y en su caso, ella canta y toca la vihuela.
El día de hoy 21 de enero, se celebra el Día Internacional del Mariachi, una fecha que rinde homenaje a esta icónica expresión cultural mexicana, reconocida por la Unesco en 2011 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Entre los miles de artistas que dedican su vida a preservar esta tradición, destaca la historia de Teresa Álvarez Alatriste, una orgullosa integrante del mariachi Plata Real ubicado en Guadalajara, cuya pasión por la música ha marcado su vida y la de su familia.
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¿Cómo es la historia de Teresa como mariachi?
Teresa, originaria de Puebla, creció en un ambiente donde la música del mariachi era el eje central de la vida familiar. Desde pequeña, veía a su padre y hermanos interpretar esta música y decidió seguir sus pasos.
“Lo que pasa es que veía a mi papá que tocaban en un grupo, y pues yo era niña y también me gustaba tocar como ellos y aprendí. Casi toda la familia se dedica al mariachi, mi papá y mis hermanos y mis sobrinos también. Somos nueve en total”, comenta Teresa
Con una sonrisa que refleja el orgullo de pertenecer a una familia que ha mantenido viva esta tradición. Aunque todos en su familia son músicos líricos, Teresa reconoce que su llegada a Guadalajara fue un punto de inflexión en su carrera artística. Ella, además de cantar, domina la vihuela, un instrumento esencial en los mariachis.
“Somos líricos, pero ya que venimos a Guadalajara, soy de Puebla, no soy de aquí, y ya que salimos pues aquí aprendí más de lo que podía más o menos. Cantar y tocar eso es lo que más me gusta”, explica. Teresa,
¿Cuáles son los retos y alegrías que tiene como mariachi?
La vida como mariachi no ha sido fácil. Teresa confiesa que en ocasiones deben lidiar con críticas de los clientes, pero su amor por la música siempre la impulsa a continuar.
“A veces no les gusta como uno canta, pero pues, ni modo, tenemos que aguantarnos lo que ellos digan los clientes”, comparte.
Sin embargo, los momentos difíciles se compensan con las alegrías que brinda la música. Teresa se emociona al hablar de las reuniones familiares, donde todos los miembros de su familia participan activamente tocando diferentes instrumentos.
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“Sí, todos tocan, todos se discuten ahí y empiezan a agarrar los instrumentos y nada más nosotros acompletamos el grupo; sí a veces sobramos más sí. Ya tenemos todo para poner ambiente”, comparte Teresa.
Ahora, la tradición familiar está a punto de sumar una nueva generación. El hijo de Teresa está aprendiendo a tocar la trompeta, demostrando que el legado del mariachi continúa fortaleciéndose en su familia.
Con su característica vestimenta de charro y un repertorio que combina violines, guitarrones y trompetas, Teresa y su familia representan el espíritu del mariachi, una tradición que no solo celebra la música, sino también la unión familiar y el orgullo mexicano.
En este Día Internacional del Mariachi, su historia nos recuerda que este género musical es mucho más que melodías; es un puente entre generaciones y un símbolo de identidad.
AM
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