Escritora manifiesta que el alquiler de vientres es un negocio en México
Núria González explica que la desigualdad y la pobreza son factores principales para alquilar su vientre.
Debido al aumento de los casos de explotación reproductiva que se han presentado en distintas partes del mundo, y lo que significa este fenómeno que tiene rasgos de trata de personas, la escritora española y especialista en derechos humanos, Núria González López, presentó su obra denominada Vientres de Alquiler. La mala gente, en el cual se aborda esta problemática, explicando que esta situación ha evolucionado debido a la corrupción e impunidad que los gobiernos han permitido.
De acuerdo a la escritora, los vientres de alquiler o gestación subrogada son un convenio en que la madre gestante siempre se encuentra en situación de desventaja y vulnerabilidad frente a quien adquiere el bebé. De acuerdo a Núria, este contrato viola todos los derechos humanos de las mujeres y niños, ya que los dispone a una posición de esclavitud frente a las empresas que facilitan la renta de mujeres y quien termina obteniendo un bebé.
Núria González explicó que existen zonas en México donde se avala el turismo reproductivo, en el cual se aprovecha de la vulnerabilidad de las mujeres para ofrecer dinero a cambio de gestar, situación que atenta severamente contra los derechos tanto de las mujeres como de los niños. Añadió que la desigualdad y la pobreza que sufren las mujeres es la causa principal de los vientres de alquiler, además de que se estima que en el 2035 se moverán 65 mil millones de dólares en este negocio, ya que en 2018 circularon más de seis mil.
En un estado de gestación avanzado, las mujeres son levantadas o desaparecen, de acuerdo a Núria, que además menciona que algunas personas les ofrecen ropa de bebé y después se localiza el cuerpo de la mujer, pero no el del recién nacido.
Cabe señalar que la Comisión de Salud Pública en el Congreso de Jalisco, aprobó un cambio a la ley estatal de salud para constituir el aspecto de gestación subrogada que se concretó como una práctica médica firme en la transferencia de óvulos humanos fecundados en una mujer, resultado de un espermatozoide y un óvulo de terceras personas.
No obstante, mujeres feministas que conforman la población, consideran que sus derechos humanos están siendo afectados ya que mencionan que la aprobación de los vientres de alquiler significa mercantilizar sus cuerpos, de acuerdo a la activista Laura Lecuona.
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