Así se vivió el evento de sonideros en el Zócalo
El segundo baile sonidero del Zócalo reunió a todo el barrio en un baile gigante.
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Gente de todos los barrios de la zona metropolitana se dieron cita en el segundo baile sonidero en el Zócalo./Archivo Milenio.
La Ciudad de México celebró la cultura de las calles con el segundo baile sonidero en el Zócalo. El pasado 23 de marzo, la Plaza de la Constitución recibió a miles de personas que bailaron toda la tarde y parte de la noche en un evento que reunió a personas de todas las edades para disfrutar de la cumbia.
Nuestro compañero César García, conductor de Ambiente Chilango, se lanzó al sonidero a echarse unos prohibidos y platicar con los asistentes al evento que celebró la rica diversidad cultural y musical de la ciudad.
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“El sonidero es para relajarme, disfrutar la vida, uno es joven y aunque no lo estemos hay que disfrutar la vida” dijo Pedro, uno de los entrevistados por César García. Pedro narró que aprendió a bailar solo, ayudado por una bufanda que colgaba en los tendederos de su casa. “Se burlaban de mí en el barrio y yo dije no, tengo que aprender, tengo que aprender”.
“El sonidero es un ambiente bien chingón, no importa el género, raza… Aquí bailamos todos”, dijo Bogus, un joven que agarra parejo e invitó a la gente a bailar los viernes en la Alameda Central de Toluca. Bogus aseguró que el sonidero ya es una estampa de México.
La gente contaba que aprendió a bailar sola, porque ya traían la música en la sangre o que aprendieron en el barrio. “Bailamos desde que aprendimos a caminar”, dijo Giovanna, vecina de Tepito.
“El baile es expresar lo que uno siente, el amor, el arte. La música sonidera me ha permitido conocer gente, lugares”, dijo un joven identificado como Donovan.
¿Cuál es el origen del sonidero?
Aunque no hay un consenso claro sobre el origen del sonidero, sí está claro que surgió en los barrios populares, donde la fiesta y las ganas de bailar son como el hambre y las ganas de comer.
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Antes de que surgieran aparatos para reproducir música grabada, las fiestas solían ser amenizadas por mariachis, pero hacia la segunda mitad del siglo XX, los discos, las consolas y después las bocinas, fueron desplazando a la música vernácula mexicana para coronar a los sonidos tropicales, como la sala y su majestad la cumbia, como reyes del baile.
Nadie sabe a ciencia cierta quién comenzó a usar un micrófono para decir cosas por encima de la música, pero se cree que empezó con el uso del micrófono para anunciar a las personas que bailan con la quinceañera. De ahí a pedir un aplauso, echarle porras a los que bailan o cotorrearlos, sólo hay un paso.
De lo que no queda duda es que los barrios de Tepito, San Juan de Aragón y el Peñón de los Baños vieron surgir al movimiento sonidero durante los años 60. Marginal y popular en sus inicios, que el sonido llegue al Zócalo es un reconocimiento de que el barrio y sus expresiones son cultura.
KAT
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