Los niños de la estrella amarilla: rescate de un episodio olvidado

En un viaje organizado por la comunidad judía de España, mientras visitaban varias localidades francesas en donde se había protegido a los judíos, el escritor e historiador Mario Escobar se encontró con la desconocida historia de los habitantes de una pequeña población: Le Chambon-sur-Lignon, cuyo heroísmo prácticamente se mantuvo oculto: habían salvado a cuando menos 5 mil judíos, pero ni ellos mismos habían querido hablar sobre el tema.

Ahí radica la trama de Los niños de la estrella amarilla (Harper Collins Español, 2017), en donde se recupera la historia de los judíos que fueron protegidos en esa pequeña población francesa, donde ningún perseguido resultó rechazado; incluso, cuando los habitantes del lugar hablaban del tema solo decían: “Nosotros solo hicimos lo que había que hacer”.

“Fue todo un pueblo unido el que decidió resistir las órdenes nazis de entregar a los judíos y las órdenes del propio régimen de Vichy (así se le conoce al régimen político instaurado por el mariscal Philippe Pétain en Francia durante la Segunda Guerra Mundial), que en esa zona dominaba. Una historia que no solo es la de niños que fueron acogidos por estas personas, sino la del poder que tiene la gente corriente para cambiar el mundo”, cuenta el escritor español.

La historia del lugar había pasado muy desapercibida; en Francia hubo tal colaboracionismo con los nazis que hasta casi los años 80 se intentó pasar página, olvidar,y con ello también se olvidaron las cosas buenas, como en este caso.

“Me gusta rebuscar hasta que me llegan esas historias un tanto desapercibidas, pero que nos llenan de esperanza, porque en un conflicto como la Segunda Guerra Mundial, que supuso el holocausto, encontrar historias tan positivas para mí era lo más importante y también era un reto, porque es una historia colectiva, de un grupo”.

Realidad y ficción

Para muchos franceses contemporáneos, lo que sucedió en Le Chambon-sur-Lignon logró mantener viva el alma de Francia, porque mientras la mayoría renunciaba a los derechos del hombre y la libertad, “aquellos aldeanos pobres mantuvieron la dignidad de un país que vivía de rodillas”.

“Lo dijo (Jacques) Chirac cuando aseguró que el alma de Francia se había conservado en esa pequeña localidad, muy pobre, apartada, ignorada por Francia durante mucho tiempo, pero que iba a ser el único sitio en el que se conservaba ese espíritu de la igualdad y la fraternidad”, aseguró el escritor en entrevista con MILENIO.

Mario Escobar recordó que durante esa época, en Francia se hicieron leyes igual o más duras que en Alemania, como que los judíos no podían participar en la vida pública, ejercer la mayoría de las profesiones… luego ya no podían ir a lugares públicos, se limitó su vida.

“Cuando a los vecinos les preguntaron  por qué habían  hecho todo aquello, ellos respondieron que hicieron lo que debían hacer: mostraron el sentido de la conciencia que a veces se pierde, pero cuando no nos anestesiamos ante la violencia, ante los horrores que suceden cada día, hacemos lo que se tiene que hacer, aunque podía suponerles la vida”.

Colaborador de National Geographic Historia y autor de títulos como Sol rojo sobre Hiroshima o Canción de cuna de Auschwitz, Escobar reconoce que como historiador tenía la duda entre escribir una novela o un ensayo; se decidió por la primera convencido de que “llegan al corazón”.