La FIFA y la Organización Internacional del Trabajo hablan de "futura cooperación"
La OIT propone proceder a una "revisión diligente" en materia de derechos sociales de los países candidatos a la organización de la Copa del Mundo
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y el director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Gilbert Houngbo, hablaron de una "futura cooperación" en el marco del Mundial de Qatar 2022, este domingo, tras las duras críticas sobre la concesión del torneo al emirato.
La OIT propone proceder a una "revisión diligente" en materia de derechos sociales de los países candidatos a la organización de la Copa del Mundo, explicó Houngbo poco tiempo antes en una entrevista a la AFP en la que se mostró "razonablemente optimista" sobre un posible acuerdo.
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"Llevamos hablando con la OIT desde hace varios años y queremos asegurarnos de que nuestra fructífera cooperación continúe en el futuro", comentó Infantino en un comunicado publicado después del encuentro.
"El fortalecimiento de la relación entre la FIFA y la OIT también forma parte del legado del Mundial 2022", añadió.
"Todas las conversaciones que hemos tenido hasta ahora me llevan a creer que la FIFA está más que decidida a asegurarse de que, en las próximas Copas del Mundo, la cuestión social y de respeto a las normas del trabajo sea crítica", indicó a la AFP Houngbo.
"El mundo ganaría con ello si el proceso de la candidatura y adjudicación de la organización del Mundial, al igual que los Juegos Olímpicos u otros deportes, tuviera en cuenta la situación en los países en cuestión", afirmó.
En una rueda de prensa en la víspera del Mundial, el 19 de noviembre, Infantino mencionó conversaciones sobre "un protocolo de acuerdo con la OIT" y la voluntad de "establecer programas a partir de la experiencia adquirida en Qatar".
Desde que se le atribuyó la organización del torneo en diciembre de 2010, el pequeño emirato del Golfo está bajo el foco de críticas sobre el respeto a los derechos humanos y, más en concreto, las condiciones de trabajo y de vida de sus cientos de miles de trabajadores migrantes procedentes del Sudeste Asiático y África.
Como respuesta, Doha alegó la abolición de la "kafala" (un sistema de patrocinio que convertía a los trabajadores en casi propiedad de sus empleadores), la adopción de un salario mensual mínimo de 1.000 riales (unos 270 euros, 284 dólares) o la limitación de las horas de trabajo durante los períodos más calurosos.
Los sindicatos internacionales, que negociaron estas medidas, y la OIT, que tiene sede en el emirato desde 2018, piden ahora que las empresas mejoren la aplicación de las reformas.
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