Leandro Gracián: un Rayado víctima de Boca Juniors

En el 2006, cuando Miguel Herrera estaba en su quinto torneo dirigiendo a Rayados, se decidió contratar al argentino Leandro Gracián tras jugar 5 años con Vélez.

Se decía que su salida de El Fortín se debía a un problema con el delantero Lucas Castromán, situación que había sido por un tercero y cuando se aclaró todo la relación era lo más normal posible entre ellos dos, pero sin llegar a ser amistad, pero ese conflicto fue suficiente para que ambos salieran del plantel.

Leandro llegó a Rayados como un jugador bastante prometedor, tenía apenas 23 años y jugaba de 10 en la liga argentina, el antecedente cercano que había con el fútbol mexicano era un par de partidos ante América y Pumas en en la Copa Sudamericana.

Las características que tenía en aquel momento era la dinámica y buen disparo a gol, con una lucha y entrega destacada y poco vista en su posición. Era el cuarto refuerzo de Monterrey en esa época, ya habían fichado a Sebastián “Loco” Abreu, Carlos Ochoa y Diego Ramírez.

Gracián estuvo solamente 2 torneos con Monterrey:

Apertura 2006: 17 juegos, 1050 minutos, 13 titular, 4 goles

Clausura 2007: 16 juegos, 1205 minutos, 13 titular, 6 goles

Cuando apenas estaba a mitad de año, es decir en enero de 2007, surgió un interés de Boca Juniors por contratarlo, lo quería el entrenador Miguel Ángel Russo que fue muy importante para Gracián en Vélez, pero Rayados se negaba a venderlo en ese momento, era un jugador importante para lo que pretendía el “Piojo” Herrera

Recordamos este momento en un entrenamiento, donde Roberto Andrade, ex jugador de Monterrey, le da indicaciones por lo mal que entrena, cómo está Leandro sentado sobre un balón y lo que dicen sus compañeros de él:

Estuvo un breve momento con Necaxa junto a Oscar Rojas y Federico Vilar como refuerzos de Copa Libertadores en 2007, y después de eso logró cumplir lo que añoraba y tan mal lo tenía en Monterrey: jugar con Boca Juniors.

Su paso con el cuadro Xeneize tuvo altibajos muy marcados, primero logró hacarse de un puesto en liga y Copa Sudamericana, incluso tuvo buena actividad en Libertadores, todo porque Riquelme tuvo una lesión que lo tenía fuera de las canchas, pero su nivel y tiempo de juego fue decayendo, al grado que fue cedido a Independiente, después también va prestado al Aris Salónica de Grecia, luego cedido a Colón, y al terminar su contrato con Boca deja el fútbol argentino.

Tuvo un paso por Chile jugando para Cobreloa en 2012, para 2013 regresa a México con Querétaro y no logra destacar, va al fútbol de Ecuador con Manta, en Paraguay con Santaní, Colombia con Cúcuta Deportivo, de nuevo juega en territorio guaraní con Rubio Ñu y regresa a Argentina con San Martín de Tucumán en 2017. En marzo de 2019 firmó con Banfield junto a Walter Erviti para jugar el torneo de primera división marplatense, una competencia de fútbol local. 

Siempre se esperó mucho de Gracián, esa llamada de Russo desde Boca lo desestabilizó y no logró convertirse en el referente que esperaba Rayados, ¿qué hubiera pasado de haberse enfocado? Tras salir de Boca su carrera se volvió muy inestable, hoy espera junto a Walter Erviti la primera oportunidad de dirigir.

En el 2006, cuando Miguel Herrera estaba en su quinto torneo dirigiendo a Rayados, se decidió contratar al argentino Leandro Gracián tras jugar 5 años con Vélez.

Se decía que su salida de El Fortín se debía a un problema con el delantero Lucas Castromán, situación que había sido por un tercero y cuando se aclaró todo la relación era lo más normal posible entre ellos dos, pero sin llegar a ser amistad, pero ese conflicto fue suficiente para que ambos salieran del plantel.

Leandro llegó a Rayados como un jugador bastante prometedor, tenía apenas 23 años y jugaba de 10 en la liga argentina, el antecedente cercano que había con el fútbol mexicano era un par de partidos ante América y Pumas en en la Copa Sudamericana.

Las características que tenía en aquel momento era la dinámica y buen disparo a gol, con una lucha y entrega destacada y poco vista en su posición. Era el cuarto refuerzo de Monterrey en esa época, ya habían fichado a Sebastián “Loco” Abreu, Carlos Ochoa y Diego Ramírez.

Gracián estuvo solamente 2 torneos con Monterrey:

Apertura 2006: 17 juegos, 1050 minutos, 13 titular, 4 goles

Clausura 2007: 16 juegos, 1205 minutos, 13 titular, 6 goles

Cuando apenas estaba a mitad de año, es decir en enero de 2007, surgió un interés de Boca Juniors por contratarlo, lo quería el entrenador Miguel Ángel Russo que fue muy importante para Gracián en Vélez, pero Rayados se negaba a venderlo en ese momento, era un jugador importante para lo que pretendía el “Piojo” Herrera

Recordamos este momento en un entrenamiento, rescatado en Futbol Al Día por Don Roberto Hernández Jr (QEPD) donde Roberto Andrade, ex jugador de Monterrey, le da indicaciones por lo mal que entrena, cómo está Leandro sentado sobre un balón y lo que dicen sus compañeros sobre su apatía:

En el 2006, cuando Miguel Herrera estaba en su quinto torneo dirigiendo a Rayados, se decidió contratar al argentino Leandro Gracián tras jugar 5 años con Vélez.

Se decía que su salida de El Fortín se debía a un problema con el delantero Lucas Castromán, situación que había sido por un tercero y cuando se aclaró todo la relación era lo más normal posible entre ellos dos, pero sin llegar a ser amistad, pero ese conflicto fue suficiente para que ambos salieran del plantel.

Leandro llegó a Rayados como un jugador bastante prometedor, tenía apenas 23 años y jugaba de 10 en la liga argentina, el antecedente cercano que había con el fútbol mexicano era un par de partidos ante América y Pumas en en la Copa Sudamericana.

Las características que tenía en aquel momento era la dinámica y buen disparo a gol, con una lucha y entrega destacada y poco vista en su posición. Era el cuarto refuerzo de Monterrey en esa época, ya habían fichado a Sebastián “Loco” Abreu, Carlos Ochoa y Diego Ramírez.

Gracián estuvo solamente 2 torneos con Monterrey:

Apertura 2006: 17 juegos, 1050 minutos, 13 titular, 4 goles

Clausura 2007: 16 juegos, 1205 minutos, 13 titular, 6 goles

Cuando apenas estaba a mitad de año, es decir en enero de 2007, surgió un interés de Boca Juniors por contratarlo, lo quería el entrenador Miguel Ángel Russo que fue muy importante para Gracián en Vélez, pero Rayados se negaba a venderlo en ese momento, era un jugador importante para lo que pretendía el “Piojo” Herrera

Recordamos este momento en un entrenamiento, rescatado en Futbol Al Día por Don Roberto Hernández Jr (QEPD) donde Roberto Andrade, ex jugador de Monterrey, le da indicaciones por lo mal que entrena, cómo está Leandro sentado sobre un balón y lo que dicen sus compañeros sobre su apatía:

Estuvo un breve momento con Necaxa junto a Oscar Rojas y Federico Vilar como refuerzos de Copa Libertadores en 2007, y después de eso logró cumplir lo que añoraba y tan mal lo tenía en Monterrey: jugar con Boca Juniors.

Su paso con el cuadro Xeneize tuvo altibajos muy marcados, primero logró hacarse de un puesto en liga y Copa Sudamericana, incluso tuvo buena actividad en Libertadores, todo porque Riquelme tuvo una lesión que lo tenía fuera de las canchas, pero su nivel y tiempo de juego fue decayendo, al grado que fue cedido a Independiente, después también va prestado al Aris Salónica de Grecia, luego cedido a Colón, y al terminar su contrato con Boca deja el fútbol argentino.

Tuvo un paso por Chile jugando para Cobreloa en 2012, para 2013 regresa a México con Querétaro y no logra destacar, va al fútbol de Ecuador con Manta, en Paraguay con Santaní, Colombia con Cúcuta Deportivo, de nuevo juega en territorio guaraní con Rubio Ñu y regresa a Argentina con San Martín de Tucumán en 2017. En marzo de 2019 firmó con Banfield junto a Walter Erviti para jugar el torneo de primera división marplatense, una competencia de fútbol local. 

Siempre se esperó mucho de Gracián, esa llamada de Russo desde Boca lo desestabilizó y no logró convertirse en el referente que esperaba Rayados, ¿qué hubiera pasado de haberse enfocado? Tras salir de Boca su carrera se volvió muy inestable, hoy espera junto a Walter Erviti la primera oportunidad de dirigir.