Muere Ángel Soriano

El Covid-19 sigue cobrando vidas y este miércoles le tocó a un aficionado tigre más que especial, uno que siempre estuvo al pie del cañón y que nunca abandonó al equipo de sus amores: Ángel Soriano.

“El tigre con más fe”, como muchos le llamaban murió a los 77 años de edad y deja una gran huella entre todos los Incomparables de varias generaciones que acudían al Universitario, donde su inconfundible grito como de apache se escuchaba durante los partidos en el área cercana a Zona de Gol Norte.

Porrista emblemático del club, fue un pilar en el fenómeno de una afición que a nivel nacional se le considera la mejor del país, la más pasional y que Don Ángel siempre fue considerado un pionero del apoyo incondicional.

A pesar de que llegaron los Libres y Lokos a los encuentros de Tigres como local y con sus cánticos inundaron el estadio para apoyo del equipo, su particular grito y su “¡Tigres, Tigres, Tigres!” nunca dejó de escucharse.

Oriundo de Tampico, Tamaulipas, llegó a Monterrey en 1955. Por ése entonces sólo existían los Rayados en el futbol de nuestra ciudad y Soriano nunca se identificó con ellos. Los Jabatos le gustaron por su estilo y su garra, pero tampoco se hizo hincha, hasta que nacieron los Tigres y a partir de 1970 los empezó a seguir por todas partes y el amor por los colores auriazules los tatuó en su corazón por alrededor de 50 años.

Formó la llamada “Porra Rítmica” en la cual puso toda su pasión y entrega, incluso alguna vez en una entrevista para la revista del club declaró algo que hoy parece profético. "Yo voy a ser Tigre, hasta que Dios me mande llamar".

"A este equipo se le quiere, así aprendí a tenerlo hace muchos años, y espero tener fuerzas para seguir apoyándolo siempre que se pueda en la tribuna".

Parece cosa del destino, pues en el próximo torneo no habrá gente en la tribuna, al menos en las primeras 8 o 10 jornadas a consecuencia de la pandemia que este 1 de julio le cobró la vida, una vida que dedicó en gran parte a Tigres.

Descanse en Paz Don Ángel Soriano,

El Covid-19 sigue cobrando vidas y este miércoles le tocó a un aficionado tigre más que especial, uno que siempre estuvo al pie del cañón y que nunca abandonó al equipo de sus amores: Ángel Soriano.

“El tigre con más fe”, como muchos le llamaban murió a los 77 años de edad y deja una gran huella entre todos los Incomparables de varias generaciones que acudían al Universitario, donde su inconfundible grito como de apache se escuchaba durante los partidos en el área cercana a Zona de Gol Norte.

Porrista emblemático del club, fue un pilar en el fenómeno de una afición que a nivel nacional se le considera la mejor del país, la más pasional y que Don Ángel siempre fue considerado un pionero del apoyo incondicional.

A pesar de que llegaron los Libres y Lokos a los encuentros de Tigres como local y con sus cánticos inundaron el estadio para apoyo del equipo, su particular grito y su “¡Tigres, Tigres, Tigres!” nunca dejó de escucharse.

Oriundo de Tampico, Tamaulipas, llegó a Monterrey en 1955. Por ése entonces sólo existían los Rayados en el futbol de nuestra ciudad y Soriano nunca se identificó con ellos. Los Jabatos le gustaron por su estilo y su garra, pero tampoco se hizo hincha, hasta que nacieron los Tigres y a partir de 1970 los empezó a seguir por todas partes y el amor por los colores auriazules los tatuó en su corazón por alrededor de 50 años.

Formó la llamada “Porra Rítmica” en la cual puso toda su pasión y entrega, incluso alguna vez en una entrevista para la revista del club declaró algo que hoy parece profético. "Yo voy a ser Tigre, hasta que Dios me mande llamar".

"A este equipo se le quiere, así aprendí a tenerlo hace muchos años, y espero tener fuerzas para seguir apoyándolo siempre que se pueda en la tribuna".

Parece cosa del destino, pues en el próximo torneo no habrá gente en la tribuna, al menos en las primeras 8 o 10 jornadas a consecuencia de la pandemia que este 1 de julio le cobró la vida, una vida que dedicó en gran parte a Tigres.

Descanse en Paz Don Ángel Soriano,