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Luis Echeverría, el presidente con el que empezaron las crisis económicas de México

La deuda externa durante el gobierno de Echeverría fue un problema que derivó en la primera gran crisis económica en la historia del país.

Karen Guzmán Ciudad de México /

El gobierno de Luis Echeverría se caracterizó por una fuerte inclinación a la inversión pública, encaminada a la justicia social como el desarrollo rural y el campo, además de fortalecer la industria nacional, pero la deuda externa fue un problema que derivó en la primera gran crisis económica en la historia del país en 1976 y que terminó con 22 años de estabilidad del tipo de cambio, una deuda pública inmanejable y del llamado “milagro mexicano”.

Previo a la llegada de Echeverría al poder, el país venía de una sostenida expansión económica combinada con estabilidad monetaria, una inflación no muy pronunciada y un marcado relajamiento de los principales cuellos de botella, lo que se conoce como “Desarrollo Estabilizador”.

Fue precisamente el desbalance fiscal el que generó la crisis que dejó sin recursos al gobierno de Echeverría, que mantenía aún el dogma del desarrollo estabilizador heredado de gobiernos anteriores que ante los recursos energéticos prometieron administrar la abundancia.

El papel de la inversión privada era menor, frente a un gobierno que invertía gran parte de su capital para generar desarrollo y que efectivamente generó crecimiento económico que llegó hasta 5.6 por ciento del PIB en la administración de Luis Echeverría, pero cuyas políticas terminaron por secar las arcas.

En el gobierno de Echeverría se subieron los salarios reales y el tipo de cambio del peso frente a otras monedas y principalmente frente al dólar se mantuvo fijo, lo que lo mantenía subvaluado y después generó cuantiosas deudas que se profundizaron ya en el sexenio de José López Portillo.

La solución que encontró Echeverría al desbalance fiscal, fue adoptar un modelo de sustitución de importaciones, de manera que la balanza comercial no se inclinara demasiado en perjuicio de la economía mexicana y su consiguiente efecto en el tipo de cambio y la devaluación.

Desde su discurso de toma de posesión de su cargo el 1 de diciembre de 1970, Luis Echeverría expuso la excesiva concentración del ingreso como amenaza a la continuidad armónica del desarrollo, pero reivindicó a la Revolución y sus logros como garantía de progreso.

“La Revolución mexicana apresurará su marcha”, dijo ya portando la banda presidencial con el escudo nacional al pecho. “Mientras los más humildes no alcancen niveles decorosos de existencia, el programa a cumplir seguirá en pie de lucha, como impulso ascendente del pueblo y su obra creadora durante este Siglo”, expresó Echeverría Álvarez.

Al asumir el poder Luis Echeverría, en diciembre de 1970, la inflación correspondiente a ese año fue de 4.69% por ciento, mientras que al concluir su mandato ésta se situó en el orden del 27.20 por ciento, un incremento del 480 por ciento.

La deuda externa se incrementó de 4 mil 262 millones de dólares, a 19 mil 600 millones de dólares, esto es un 360 por ciento y pasó a representar el 35.32 por ciento del PIB.

El peso se devaluó un 76 por ciento y la inflación acumulada se situó en un 130 por ciento, el déficit acumulado fue de 8 mil 282 millones de dólares.

Luego de la ruptura con el sector empresarial, el Estado se volvió el empleador más importante del país, pero también en el primer inversionista al comprar las empresas y así no generar desempleo. En seis años el número de empresas paraestatales se multiplicó por diez, de 84 pasaron a 845.

Luis Echeverría marco época por su relación con el mundo 

Para el historiador Alejandro Rosas, el expresidente Luis Echeverría marcó una época no solo por los pendientes en materia de justicia por la Guerra Sucia y el Halconazo, e incluso por su participación en los hechos de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968, cuando fue secretario de Gobernación, sino también por la manera en que México comenzó a relacionarse con el mundo desde el inicio de su mandato.

“Logra acercarse a los países socialistas, logra acercarse desde luego a los capitalistas, de ahí el pluralismo ideológico, y logra que México sortee esas aguas entre la Guerra Fría, también desde luego hay que decirlo: era un presidente muy populista, él trató de que la Carta de Derechos Económicos de los Estados fuera un ejemplo a seguir en el mundo, pensaba él llegar a dirigir la ONU, pero efectivamente era un presidente de mano dura, la vieja guardia totalmente”.

El autor de México Bizarro afirmó que con la muerte de Echeverría “acaba el último importante político de toda esa generación anterior a la llegada del neoliberalismo, (Miguel) De la Madrid nos lleva hacia el liberalismo o sienta las bases, pero ya con la muerte de Echeverría podemos decir que ese priismo que se va construyendo a partir de la mitad del Siglo XX con (Miguel) Alemán, (Adolfo) Ruiz Cortinez y demás, finalmente hoy ya se da el término de los personajes”, dijo.

Luis Echeverría /Cortesía
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El historiador expresó que se dirá mucho sobre su gobierno y habrá que analizar también los factores de poder que se desarrollaron durante 1970 y 1976, por qué con él inició para México la época de las crisis económicas al final de su sexenio “y de ahí hasta el 94 con el error de diciembre. 

"Digamos que con él termina el milagro mexicano, yo creo que en buena medida él lo mata porque creció mucho el aparato burocrático, pero siempre he creído que la historia más que de villanos es de protagonistas, de personajes y de claroscuros”, por lo que consideró necesario hacer un balance de la obra pública y política de Echeverría.

Sobre la represión, el historiador dijo que fue un sello constante de esas décadas y de los presidentes priistas y que tenía “arranques” como acudir a inaugurar unos cursos a la UNAM después de la matanza del Jueves de Corpus en 1971 y fue en Ciudad Universitaria donde recibió una pedrada que hizo sangrar su cabeza, “sí era un personaje bastante sui géneris”, apuntó.

PGG 

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