Manifestantes de Hong Kong aceptan división en movimiento
Las protestas se han tergiversado en diferentes intereses que no obedecen necesariamente a una conquista democrática.
HONG KONG. — Un día reciente en una calurosa calle de Hong Kong, un manifestante llamado Wayne se abrió paso entre una hilera de barricadas plásticas y trató de mirar a la lejanía usando binoculares.
A unos 400 metros de distancia, una fila de policías antimotines estaba en formación, equipados con escudos, palos y gases lacrimógenos.
Era una imagen familiar para Wayne tras más de dos meses a la vanguardia de las protestas pro-democracia de Hong Kong. Los enfrentamientos con la policía se han convertido en rutina para Wayne, un profesor de filosofía de 33 años de edad.
Las historias de Wayne y de otros tres miembros de la vanguardia de las protestas entrevistados por la AP revelan cómo un movimiento que empezó como una movilización pacífica en contra de la reforma de la ley de extradición se ha convertido en batallas diarias con gases lacrimógenos y perdigones de goma.
Todos los activistas pidieron que se publique sólo parte de su nombre, por temores a ser arrestados.
El movimiento se encuentra en una encrucijada luego que los manifestantes ocuparon el aeropuerto de Hong Kong y retuvieron y golpearon a dos hombres de la China continental a quienes acusaban de ser infiltrados.
Legisladores pro-democracia y algunos de los alzados han cuestionado si el movimiento quizás se está excediendo.
Lo cierto es que empiezan a surgir las grietas en el movimiento a pesar de una asombrosa unidad entre manifestantes de orígenes diversos. El debate ha causado dudas entre los manifestantes de vanguardia, aunque éstos siguen pensando que sus tácticas más tajantes son necesarias para lograr las metas fijadas.
Inicialmente lo que los manifestantes querían era que se derogue una ley que permitiría a las autoridades de Hong Kong extraditar a presos al sistema judicial de la China continental. Pero rápidamente se transformó en un movimiento a favor de elecciones democráticas, de la renuncia de la administradora local Carrie Lam de una investigación sobre si la policía se estaba excediendo al reprimir los disturbios.
Los manifestantes en las barricadas han estado lanzando ladrillos contra la policía, han saqueado la sede de la legislatura, han bloqueado un túnel bajo el puerto de Hong Kong y han lanzado huevos contra el cuartel policial.
Para Lam, se trata de “elementos violentos” que están tratando de destruir la economía de la ciudad. El Partido Comunista de China, que ejerce el poder de manera hegemónica, asegura que las manifestaciones “son el primer síntoma del terrorismo”.
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