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El Muro de Berlín se reconstruye gracias a la realidad virtual

Los creadores de la compañía alemana TimeRide explican que quieren crear un turismo de tipo histórico, "auténtico e interactivo".

Editorial Telediario Nacional /

Alemania.- El muro de Berlín cayó hace 30 años y viajar en el tiempo sigue siendo imposible. Sin embargo, una empresa alemana especializada en realidad virtual está ofreciendo viajes históricos al Berlín Oriental de la época.

"Nuestra idea era que, como no podemos retroceder en el tiempo, vamos a intentar recrear una perfecta ilusión de lo que fue aquello", explicó Jonas Rothe, fundador de TimeRide.

"Esto no es un museo y no queremos serlo. Queremos hacer que la persona se deje llevar y tenga la sensación de ser un participante de la Historia".

TimeRide Berlín abrió a finales de agosto, de cara a las celebraciones del 30 aniversario de la caída del muro, el 9 de noviembre de 1989, en medio de un movimiento de revolución pacífico.

La idea se alimenta de un creciente deseo de encontrar un turismo inmersivo de tipo histórico, "auténtico" e interactivo, explicó Rothe, especialmente en una ciudad que atravesó una transformación brutal en las últimas tres décadas.

¿Dónde está el muro?

Muchos turistas quedan decepcionados al ver los pocos restos que quedan en pie del muro que dividió Berlín en dos durante casi 28 años, y que fue rápidamente derribado antes de la reunificación, en 1990, y después de esta.

Rothe, que nació en la ciudad de Dresde, en el este, era muy pequeño cuando cayó el muro, y dice que quería dar a las personas la sensación vívida de un mundo perdido.

TimeRide ofrece una rápida introducción sobre cómo fue dividida Alemania en varios sectores, tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial, y cómo las autoridades comunistas cerraron una frontera por la noche, en 1961, para frenar el éxodo masivo de ciudadanos hacia el oeste.

En la siguiente sala, tres protagonistas, un soldado rebelde, un verdadero creyente desengañado y un punk de Berlín Oeste que pasa el tiempo en la escena "underground" del este, se presentan en una pantalla de video.

Los visitantes eligen a uno de los tres para que los "lidere" por el tour, y luego suben a una réplica de autobús con unas gafas de realidad virtual.

El "paseo" lleva por el tenso cruce fronterizo, la elegante plaza Gendarmenmarkt con sus dos catedrales todavía fuertemente dañadas por la guerra, y los nuevos y altos edificios prefabricados de Leipziger Strasse, un ejemplo -en aquel entonces- de lujo residencial.

Los agentes de la Stasi vigilan a los ciudadanos de una forma no demasiado sutil desde unos autos sin matrícula, mientras los clientes de las tiendas hacen cola frente a los comercios y la propaganda comunista suena por los megáfonos.

El paseo en bus llega a su fin en el Palacio de la República, edificio sede del parlamento títere y que fue demolido en 2008, y muestra filmaciones históricas de la festiva caída del Muro de Berlín.

"Esas imágenes nunca fallan a la hora de conmover a la gente. Fue un punto de inflexión en la historia de Alemania, de Europa y del mundo entero", dice Rothe.

Rothe precisa que el tour no debe provocar que se tome a la ligera el sufrimiento real de los disidentes bajo el comunismo.

"Lo que no mostramos son los intentos de fuga y en particular las muertes en el muro", afirma Rothe.

En total, según un estudio oficial, 327 personas perdieron la vida en esta frontera entre las dos Alemanias. Cifra que las asociaciones de víctimas juzgan inferior a la realidad.

Rothe afirmó que considerando el gran potencial interés podría imaginar también un tour de la época nazi, pero que los tabúes históricos lo tornan arriesgado.

"Se debe ser cuidadoso con lo que se muestra y del modo respetuoso en que se lo hace", concluye Rothe.

Alemania.- El muro de Berlín cayó hace 30 años y viajar en el tiempo sigue siendo imposible. Sin embargo, una empresa alemana especializada en realidad virtual está ofreciendo viajes históricos al Berlín Oriental de la época.

"Nuestra idea era que, como no podemos retroceder en el tiempo, vamos a intentar recrear una perfecta ilusión de lo que fue aquello", explicó Jonas Rothe, fundador de TimeRide.

"Esto no es un museo y no queremos serlo. Queremos hacer que la persona se deje llevar y tenga la sensación de ser un participante de la Historia".

TimeRide Berlín abrió a finales de agosto, de cara a las celebraciones del 30 aniversario de la caída del muro, el 9 de noviembre de 1989, en medio de un movimiento de revolución pacífico.

La idea se alimenta de un creciente deseo de encontrar un turismo inmersivo de tipo histórico, "auténtico" e interactivo, explicó Rothe, especialmente en una ciudad que atravesó una transformación brutal en las últimas tres décadas.

¿Dónde está el muro? 

Muchos turistas quedan decepcionados al ver los pocos restos que quedan en pie del muro que dividió Berlín en dos durante casi 28 años, y que fue rápidamente derribado antes de la reunificación, en 1990, y después de esta.

Rothe, que nació en la ciudad de Dresde, en el este, era muy pequeño cuando cayó el muro, y dice que quería dar a las personas la sensación vívida de un mundo perdido.

TimeRide ofrece una rápida introducción sobre cómo fue dividida Alemania en varios sectores, tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial, y cómo las autoridades comunistas cerraron una frontera por la noche, en 1961, para frenar el éxodo masivo de ciudadanos hacia el oeste.

En la siguiente sala, tres protagonistas, un soldado rebelde, un verdadero creyente desengañado y un punk de Berlín Oeste que pasa el tiempo en la escena "underground" del este, se presentan en una pantalla de video.

Los visitantes eligen a uno de los tres para que los "lidere" por el tour, y luego suben a una réplica de autobús con unas gafas de realidad virtual.

El "paseo" lleva por el tenso cruce fronterizo, la elegante plaza Gendarmenmarkt con sus dos catedrales todavía fuertemente dañadas por la guerra, y los nuevos y altos edificios prefabricados de Leipziger Strasse, un ejemplo -en aquel entonces- de lujo residencial.

Los agentes de la Stasi vigilan a los ciudadanos de una forma no demasiado sutil desde unos autos sin matrícula, mientras los clientes de las tiendas hacen cola frente a los comercios y la propaganda comunista suena por los megáfonos.

El paseo en bus llega a su fin en el Palacio de la República, edificio sede del parlamento títere y que fue demolido en 2008, y muestra filmaciones históricas de la festiva caída del Muro de Berlín.

"Esas imágenes nunca fallan a la hora de conmover a la gente. Fue un punto de inflexión en la historia de Alemania, de Europa y del mundo entero", dice Rothe.

Rothe precisa que el tour no debe provocar que se tome a la ligera el sufrimiento real de los disidentes bajo el comunismo.

"Lo que no mostramos son los intentos de fuga y en particular las muertes en el muro", afirma Rothe.

En total, según un estudio oficial, 327 personas perdieron la vida en esta frontera entre las dos Alemanias. Cifra que las asociaciones de víctimas juzgan inferior a la realidad.

Rothe afirmó que considerando el gran potencial interés podría imaginar también un tour de la época nazi, pero que los tabúes históricos lo tornan arriesgado.

"Se debe ser cuidadoso con lo que se muestra y del modo respetuoso en que se lo hace", concluye Rothe.

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