Siguen protestas en Nicaragua; ejército se distancia de Ortega
Las protestas, que han dejado 51 muertos, se extendieron en al menos ocho departamentos del país.
Managua
El gobierno de Daniel Ortega enfrentó cortes de carreteras y fuertes protestas, mientras el ejército y el episcopado presionan por un diálogo que ponga fin a la crisis que dejó 51 muertos en menos de un mes en Nicaragua.
A la espera de que se concreten las conversaciones, el ejército tomó distancia del mandatario al anunciar que sus efectivos no reprimirán a los manifestantes antigubernamentales.
"No tenemos porque reprimir (..) creemos que el diálogo es la solución" para resolver la actual crisis, dijo el portavoz del ejército, el coronel Manuel Guevara.
Luego, las fuerzas armadas emitieron un comunicado en el que llamaron a "detener la violencia", al tiempo que se solidarizaron con las familias de las personas fallecidas en las protestas.
"Somos el pueblo mismo uniformado, trabajando en su propio beneficio y consecuentes con esto, hacemos un llamado a detener la violencia y acciones que nos desestabilizan", exhortó el ejército.
Las protestas se extendieron en al menos ocho departamentos del país, donde en los últimos dos días se registraron enfrentamientos entre manifestantes, policías y fuerzas de choque del gobierno.
Los choques más violentos se produjeron en Masaya (sur), donde la Asociación Nicaragüense de Protección de Derechos Humanos (ANPD) reportó más de 100 heridos.
"Me han comunicado que hay una muerte (en Masaya), que hay varios heridos, invito a todos a buscar cómo parar esta situación que está llevando más dolor" al pueblo, lamentó el cardenal Leopoldo Brenes, presidente de la Conferencia Episcopal.
En el barrio indígena de Monimbó de Masaya -antiguo enclave de la lucha sandinista contra la dictadura de los Somoza (1934-1979)- los manifestantes levantaron barricadas.
"Condenamos la represión contra el pueblo de Masaya", declaró el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH), que acusó a la policía de "disparar contra la gente".
Mientras se registraban enfrentamientos, el presidente Ortega llamó a poner fin a la violencia y subrayó que "la paz es el camino y la única puerta a la convivencia".
"Queremos reiterar el llamado y el compromiso de ponerle fin a la muerte y la destrucción. Que no se siga derramando sangre de hermanos", señaló en un comunicado leído en televisión.
"Que se vayan"
En Chontales (este), más de mil campesinos bloquearon el tráfico, afectando el paso de los camiones que trasladan alimentos a los mercados de la capital.
En Managua, en el Mercado Oriental, el mayor centro de compras de Nicaragua, los comerciantes construyeron barricadas con adoquines para defenderse de los saqueadores, que el viernes intentaron arrasar con sus negocios, y expresaron su rechazo al gobierno.
Estudiantes universitarios también salieron a las calles a protestar este sábado en la capital.
En paralelo, el gobierno denunció la quema de dos alcaldías, una casa del oficialista Partido Sandinista y un camión por parte de "grupos vandálicos", a los que acusa de tratar de "desestabilizar" el país. Informó, además, que la casa de la diputada nicaragüense ante el Parlamento Centroamericano, Jacaranda Fernández, fue saqueada por delincuentes.
Entre el diálogo y la violencia
La intensa jornada de protestas se produce en medio de los esfuerzos que realiza la Conferencia Episcopal para calmar los ánimos y convocar a un dialogo, en el que serían mediadores.
Ante el nuevo empuje represivo del gobierno, los obispos urgieron a Ortega a frenar la violencia y permitir el ingreso de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para investigar la situación, como paso previo al diálogo.
También instaron a Ortega a dar "señales creíbles de su voluntad de diálogo", suprimiendo "los cuerpos paramilitares y fuerzas de choque".
"Estamos de acuerdo en trabajar cada uno de los puntos allí planteados (por los obispos), tomando en cuenta que en todos se recoge su buena voluntad como mediadores y testigos", respondió Ortega aunque no especificó cómo ni cuándo procederá a cumplir las demandas.
Las protestas comenzaron el 18 de abril en rechazo de una reforma del seguro social, que desencadenó protestas en todo el país ante la ira que causó la represión del gobierno y para reclamar democracia y libertad.
El Cenidh contabiliza 51 muertos y más de 400 heridos.
A juicio del ex diplomático y analista Róger Guevara, Nicaragua intentará superar la crisis mediante "un diálogo que no parece avanzar, pero que es lo más saludable dentro del plano de soluciones pacíficas" pese al rencor que hay por las vidas perdidas, dijo.
"Igual que Somoza"
Ortega, un ex guerrillero de 72 años, gobernó tras la victoria de la revolución sandinista (1979-90) que puso fin a la dinastía de la familia Somoza y retornó al poder en 2007.
"La gente exige un cambio porque llegó a la convicción de que el régimen (de Ortega) no tiene nada que ofrecer para el futuro del país", advirtió en su blog el ex diputado de la disidencia sandinista, el abogado y economista Enrique Sáenz.
Ortega es "igual que Somoza. La diferencia está en que Somoza enfrentaba una insurrección armada (y) Ortega se ensaña en una insurrección cívica desarmada", apuntó Sáenz.
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