Alberto Cervantes, una vida dedicada a los libros
El dueño de la Librería Cervantes ha pasado 40 años de su vida a vender libros usados, y espera vivir de ellos hasta el fin de sus días.
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Con una taza de café oaxaqueño y un trapo para desempolvar los libros, así comienza el día de Alberto Cervantes, propietario de la librería que lleva su apellido. Ha vivido 74 años y ha dedicado 40 de ellos a vender libros.
Para Alberto, el libro encierra el saber y el conocimiento, la evolución entera de la humanidad. “A partir de la imprenta y que comenzaron a difundirse las ideas, el mundo cambió. Ya el conocimiento es patrimonio de la humanidad”, asegura con fervor.
Ubicada sobre avenida Juárez, en el centro histórico de Guadalajara, desde hace 20 años la Librería Cervantes se especializa en comprar y vender libros usados de todos los autores y géneros, con precios que varían entre los 20 y los 600 pesos. A las 10 de la mañana, Alberto sube la cortinilla y lo primero que hace es servirse café, sentarse en la puerta principal, frente a su retrato de Sor Juana Inés de la Cruz, y beberlo mientras escucha el bullicio de la gente y los automóviles.
Entre estantes, pilas y montones de libros se pueden encontrar variedad de títulos, desde los clásicos de la literatura hasta ediciones especiales y antiguas que datan de 1765. El experto librero admite que no sabe cuántos ejemplares tiene actualmente, pero calcula que podrían ser más de 10 mil. Todos han sido adquiridos por él, al visitar bibliotecas personales de coleccionistas que buscan vender o gente que llega directamente al negocio para ofrecer sus libros.
“Las personas vienen a ofrecer y más en este tiempo de crisis, son más las gentes que vienen a ofrecer su material que los clientes, entonces algunos los rechazó porque no puedo comprar todos”, dice.
Por su parte, Alberto prefiere adentrarse en esas bibliotecas personales. En ellas hay una historia. “Cada quien tiene su gusto por la lectura”, explica, “determinados autores, entonces ahí está parte de la personalidad y el pensamiento del dueño de los libros y la biblioteca misma. Por eso las bibliotecas personales tienen un sello muy característico”.
Su amor por los libros comenzó en la preparatoria al quedar cautivado por Las más Bellas Leyendas de la Antigüedad Clásica, del alemán Gustav Schwab, pero su libro favorito es Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, con quien dice es un honor compartir apellido.
“A mí el Quijote siempre que lo tomo, lo leo y siempre, además de que me divierte porque tiene mucho buen humor, pues tiene filosofía, tiene todo, a mí me parece que es una obra maestra de la literatura”, considera.
De acuerdo con Alberto, estos meses de emergencia sanitaria el género más solicitado por los compradores han sido los libros de autoayuda y cocina, aunque las novelas y títulos académicos también se posicionan como favoritos.
El oficio de librero de usado no ha sido sencillo. La librería ha soportado los incrementos de la renta, estar cerrados cuatro meses durante la pandemia y las ventas cada vez más reducidas a causa del éxito de los libros digitales, pero a pesar de todo, Alberto se levanta cada mañana con la ilusión de hacer lo que más le gusta: limpiar, acomodar y oler sus libros, a los cuales considera compañeros de vida. No imagina dedicarse a otra cosa, sabe que a veces hay giros inesperados pero si las circunstancias se lo permiten, planea vivir de los libros hasta su final.
CGE
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