Andrés Filomeno, un hombre que no soportaba el rechazo de mujeres jóvenes y bonitas
Andrés Filomeno ‘N’, de 73 años fue detenido por el presunto feminicidio a varias mujeres en su domicilio en Atizapán.
ESTADO DE MÉXICO.- Siempre molestaba a las mujeres, con su mirada recorría su cuerpo y la fijaba en sus glúteos, en las piernas y los senos; jóvenes y bonitas, relata Mario Vences de 20 años de edad y vecino del presunto feminicida Andrés Filomeno Mendoza Celis de 73 años de edad.
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El joven narra: “tengo una familia de puras hermanas” y siempre las escuché quejándose de cómo las miraba con morbosidad, decían que no confiaban en él porque siempre se les quedaba viendo feo, a ellas y a otras mujeres jóvenes y bonitas, además que siempre estaba borracho”.
Yo soy el menor de mis hermanas, dice el joven de 20 años de edad.
Desde hace cuarenta años de edad, el presunto homicida vivió solo, en el número 22 de la calle Margaritas, en la colonia Lomas de San Miguel, en el municipio de Atizapán de Zaragoza.
"Es un horror, nunca imaginamos que era un asesino. Cómo podríamos saber, si se pasa una cuidándose más de los rateros", terciaron dos mujeres de mediana edad, que pidieron su anonimato, ubicadas en la proximidad de la vivienda, que habitaba Andrés Filomeno ‘N’, que utilizó para sepultar a sus víctimas y donde hoy la ocupan peritos para determinar el número de cuerpos.
En la contraesquina de la calle, muy cerca de la casa del detenido, se arremolinan las mujeres curiosas esperan ver salir a personal de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM), que realizan una compleja excavación en el interior de la vivienda en busca de restos óseos.
Es un horror, pero quién podría imaginase, si vimos entrar a la víctima acompañada de su esposo. El sábado por la tarde, llegó su esposo y lo golpeó en varias ocasiones preguntando por su esposa.
En la noche de ese mismo día, llegó personal de Fiscalía y lo detuvo y se metieron a la casa y empezaron a derrumbar, agrega Francisca Hernández, quien se sentó en baqueta junto con dos vecinas más, quienes mantenían la mirada en la casa del feminicida.
Su opinión difiere:
En la calle de Margaritas se rompió su aparente tranquilidad. La oscuridad de la noche oculta el portón verde de la casa grisácea del presunto asesino y que lo convirtió en el sepulcro de sus víctimas.
ZNR
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