Cada vez son más las familias que requieren de convivencias con asesoría
En procesos de divorcio, no se debe utilizar a los hijos.
Durango, Dgo. Los conflictos entre un matrimonio, sobre todo cuando se enfrentan a un proceso de divorcio, afectan a los hijos, que son utilizados como “armas” para dañar al consorte, y es por ello, que el Centro de Convivencia Familia (CECOFAM) del Poder Judicial del Estado, cada vez recibe a más familias para ayudarlos y brindarles capacitación sobre cómo se puede sobrellevar estos procesos, sin afectar a los menores.
El Centro de Convivencia Familia (CECOFAM), del Poder Judicial del Estado de Durango (PJED), prácticamente cuenta con poco más de cien días de labores, pues inició su actividad el mes de septiembre pasado, sin embargo, al cierre del año anterior se brindó atención a 37 casos enviados por los Juzgados Familiares, más de 200 convivencias asistidas y una primera alta, así lo manifestó su titular, Sergio Martínez Briones.
El coordinador del CECOFAM-PJED, explicó que este proyecto inició desde agosto del año pasado, primero con capacitación por parte de sus pares del Estado de México, quienes vinieron a Durango a impartirles cursos y compartirles su vasta experiencia de más de 18 años, al ser ellos los pioneros a nivel nacional.
El Centro abre sus puertas a los usuarios el 22 de septiembre, hasta el cierre de año, las estadísticas del mismo indican que las convivencias poco a poco aumentan, puesto que en los registros se encuentra que en septiembre se
tuvieron dos convivencias asignadas, en octubre subieron a 48; en noviembre se presentaron 104, y en diciembre 77 debido al periodo vacacional.
La función principal del personal que opera el Centro, es ante todo salvaguardar los derechos y la seguridad de los menores de edad, en ningún momento se les obliga a convivir con alguien si ellos no lo desean, esto debe ser voluntario, hasta lograr que las partes decidan hacerlo libremente fuera del Centro, según lo detalló el también profesional de la Psicología.
Martínez Briones destacó que, en estos primeros meses, después de analizar los casos presentados, se observa la necesidad de una atención psicoterapéutica de los usuarios antes de iniciar con las convivencias, ya que muchas de las veces, sobre todo los menores no se encuentran preparados para enfrentarse a este proceso.
Puntualizó que más que alienación parental, hasta el momento han detectado, resistencia de los menores de edad a convivir con su padre o madre no custodio como una reacción natural derivada de las vivencias detrás de un divorcio reciente, en el que muchas de las veces fueron testigos de agresiones, situaciones que aún sienten y traen enojo y coraje en contra de los padres.
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