Cruces en calles del Área Metropolitana, símbolos y testigos de la tragedia
Algunas limpias y adornadas, son mudos testigos de nuevos accidentes, pero sobretodo nos recuerdan que la vida se puede esfumar en cualquier instante.
MONTERREY.- Son mudos testigos que pretenden gritar que lo que parece ser un sitio de paz, estuvo envuelto en tragedia. Algunas limpias y adornadas, otras parecen olvidadas en el tiempo. Son las cruces que se ubican en calles y carreteras de la ciudad. Puntos marcados en donde antes sobrevino la tragedia y el aliento vital se esfumó.
La madrugada del 10 de junio del 2017 un joven de 19 años se reunió con ex compañeros de la escuela. Martín Alejandro Ramírez González era un joven alegre y sin vicios, que tras salir del trabajo acudió con ex compañeros de la escuela para cenar.
La plática tras semanas en que no se veían se prolongó hasta la madrugada, cuando el grupo de amigos decidió partir a casa.
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Martín abordó su auto Civic en color negro y siguió en él a sus amigos, que iban metros más adelante. El grupo circulaba por la avenida Real de Cumbres, pero a la altura de la colonia Privada las Estancias, una aparente dormitada en una curva, provocó que el auto de Martín saliera del camino y se estampó en una roca ornamental, la cual destruyó el frente del coche.
El conductor, al no portar el cinturón de seguridad, salió proyectado varios metros y resultó con golpes diversos por los que falleció, apenas unas cuadras antes de llegar a casa.
En instantes los amigos de Martín no podían creer lo ocurrido, y al llegar los padres, la triste escena de la pérdida inundó aquella curva.
En ocasiones con flores rojas y en otras amarillas, hoy la cruz es frecuentada por familiares y amigos de Martín. Sin embargo, para el resto de los automovilistas, es una historia desconocida; un punto entre las rocas y maleza; una señal de que alguien falleció.
Pero esa cruz representa mucho más que eso, representa una vida que se apagó, un hijo, un hermano, un buen amigo, un joven que apenas comenzaba su vida, y tenía sueños por delante.
Como la cruz de Martín, hay muchas a lo largo de avenidas y carreteras de Nuevo León.
Son mudos testigos de nuevos accidentes, pero sobretodo nos recuerdan que la vida se puede esfumar en cualquier instante, y es ahí, al mantenerlos en la memoria, que tal vez ofrecen su mayor lección.
mvls
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