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El intento de los Legionarios por comprar el silencio de una madre

La fiscalía tiene a la mira a miembros de la congregación fundada por Marcial Maciel al pretender ocultar con 16 mil dólares el abuso contra un niño por parte de un sacerdote mexicano.

Editorial Telediario Nacional /

MÉXICO.- La respuesta del cardenal no era la que Yolanda Martínez esperaba, o estaba dispuesta a soportar.

Su hijo había sido abusado sexualmente por uno de los sacerdotes de los Legionarios de Cristo, una orden religiosa manchada por la pederastia, y la mujer llamaba al cardenal Velasio de Paolis —el funcionario del Vaticano designado por el papa para liderar y limpiar la congregación— para contarle el acuerdo que la orden le proponía y transmitirle toda su furia.

Los términos eran contundentes: la familia de Martínez recibiría unos 16 mil 300 dólares por parte de los Legionarios, pero a cambio su hijo tendría que retractarse del testimonio que dio a los fiscales de Milán en el que dijo que el sacerdote mexicano Vladimir Reséndiz Gutiérrez abusó de él repetidamente desde 2008, cuando tenía 12 años y estudiaba en un seminario de la orden en el norte de Italia.

Es decir, le ofrecían dinero por mentir. El cardenal no parecía sorprendido. No compartía su indignación y se le escapó una risita entre dientes.

Le dijo que no debería firmar el acuerdo pero sí tratar de llegar a otro pacto sin necesidad de abogados. “Los abogados complican las cosas. Incluso las Escrituras dicen que entre cristianos debemos encontrar acuerdos”. La conversación entre la indignada madre y el enviado personal de Benedicto XVI fue intervenida. La grabación y la propuesta de acuerdo de seis páginas son pruebas clave en un juicio penal que comenzará en marzo en Milán.

Los fiscales alegan que los abogados y los legionarios intentaron obstruir a la justicia y extorsionar a la familia Martínez, al ofrecerles dinero, para retractarse del testimonio dado ante las autoridades con la esperanza de anular la investigación criminal sobre el abusador. 

De Paolis falleció en 2017 y no hay pruebas de si supo o aprobó, antes de ser presentada, la oferta a Martínez. Pero la grabación y los documentos incautados cuando la policía allanó la sede de los Legionarios en Roma en 2014, muestran que se había hecho de la vista gorda ante los superiores que protegían a pederastas.

En 2010, Benedicto le confió a De Paolis dar un giro a los Legionarios después de las revelaciones de que su fundador, el fallecido Marcial Maciel, había violado a varios seminaristas, era padre de tres hijos y había construido un sistema de poder basado en los abusos, el silencio y la obediencia para ocultar sus crímenes. Hubo peticiones para que el Vaticano acabara con la orden, pero Benedicto XVI decidió no hacerlo, aparentemente porque la congregación era demasiado grande y demasiado rica.

En su lugar, optó por un proceso de reforma y dio a De Paolis todo el poder posible para reconstruir a los Legionarios desde su base y someterlos a un profundo proceso de “purificación” y “renovación”.

Pero desde el inicio, De Paolis se negó a tocar a la vieja guardia de Maciel, que permanece en el poder hoy en día; se negó a investigar el encubrimiento de los crímenes del fundador; se negó a reabrir las denuncias contra otros sacerdotes pederastas a pesar de que los violadores permanecían en las filas de los Legionarios y sin castigo. La denuncia de Martínez, y el testimonio de su hijo, provocaron la apertura de una investigación penal que culminó con la condena de Reséndiz en 2019, confirmada este enero.

El legionario, de 43 años, fue condenado en ausencia y se cree que vive en Guadalajara, Jalisco, y tiene hasta fines de marzo para apelar el fallo y la sentencia de seis años y medio de cárcel ante el Tribunal Supremo de Italia.

Los expedientes internos dejaron en claro que Reséndiz era considerado por los propios Legionarios como un riesgo desde que era un seminarista adolescente en la década de los noventa pero, aún así, fue ordenado sacerdote en 2006 y enviado a cuidar a menores en el seminario de Gozzano. Horas después de hablar con Martínez, De Paolis inauguró la asamblea general de los Legionarios de 2014 en la que se dio formalmente por concluido el mandato encargado por el papa para reformar y purificar la orden religiosa.

Los Legionarios estaban “curados y limpios”, dijo el cardenal. La realidad era otra. Su misión no se había cumplido. 

mmr 

MÉXICO.- La respuesta del cardenal no era la que Yolanda Martínez esperaba, o estaba dispuesta a soportar.

Su hijo había sido abusado sexualmente por uno de los sacerdotes de los Legionarios de Cristo, una orden religiosa manchada por la pederastia, y la mujer llamaba al cardenal Velasio de Paolis —el funcionario del Vaticano designado por el papa para liderar y limpiar la congregación— para contarle el acuerdo que la orden le proponía y transmitirle toda su furia.

Los términos eran contundentes: la familia de Martínez recibiría unos 16 mil 300 dólares por parte de los Legionarios, pero a cambio su hijo tendría que retractarse del testimonio que dio a los fiscales de Milán en el que dijo que el sacerdote mexicano Vladimir Reséndiz Gutiérrez abusó de él repetidamente desde 2008, cuando tenía 12 años y estudiaba en un seminario de la orden en el norte de Italia.

Es decir, le ofrecían dinero por mentir. El cardenal no parecía sorprendido. No compartía su indignación y se le escapó una risita entre dientes.

Le dijo que no debería firmar el acuerdo pero sí tratar de llegar a otro pacto sin necesidad de abogados. “Los abogados complican las cosas. Incluso las Escrituras dicen que entre cristianos debemos encontrar acuerdos”. La conversación entre la indignada madre y el enviado personal de Benedicto XVI fue intervenida. La grabación y la propuesta de acuerdo de seis páginas son pruebas clave en un juicio penal que comenzará en marzo en Milán.

Los fiscales alegan que los abogados y los legionarios intentaron obstruir a la justicia y extorsionar a la familia Martínez, al ofrecerles dinero, para retractarse del testimonio dado ante las autoridades con la esperanza de anular la investigación criminal sobre el abusador. 

De Paolis falleció en 2017 y no hay pruebas de si supo o aprobó, antes de ser presentada, la oferta a Martínez. Pero la grabación y los documentos incautados cuando la policía allanó la sede de los Legionarios en Roma en 2014, muestran que se había hecho de la vista gorda ante los superiores que protegían a pederastas.

En 2010, Benedicto le confió a De Paolis dar un giro a los Legionarios después de las revelaciones de que su fundador, el fallecido Marcial Maciel, había violado a varios seminaristas, era padre de tres hijos y había construido un sistema de poder basado en los abusos, el silencio y la obediencia para ocultar sus crímenes. Hubo peticiones para que el Vaticano acabara con la orden, pero Benedicto XVI decidió no hacerlo, aparentemente porque la congregación era demasiado grande y demasiado rica.

En su lugar, optó por un proceso de reforma y dio a De Paolis todo el poder posible para reconstruir a los Legionarios desde su base y someterlos a un profundo proceso de “purificación” y “renovación”.

Pero desde el inicio, De Paolis se negó a tocar a la vieja guardia de Maciel, que permanece en el poder hoy en día; se negó a investigar el encubrimiento de los crímenes del fundador; se negó a reabrir las denuncias contra otros sacerdotes pederastas a pesar de que los violadores permanecían en las filas de los Legionarios y sin castigo. La denuncia de Martínez, y el testimonio de su hijo, provocaron la apertura de una investigación penal que culminó con la condena de Reséndiz en 2019, confirmada este enero.

El legionario, de 43 años, fue condenado en ausencia y se cree que vive en Guadalajara, Jalisco, y tiene hasta fines de marzo para apelar el fallo y la sentencia de seis años y medio de cárcel ante el Tribunal Supremo de Italia.

Los expedientes internos dejaron en claro que Reséndiz era considerado por los propios Legionarios como un riesgo desde que era un seminarista adolescente en la década de los noventa pero, aún así, fue ordenado sacerdote en 2006 y enviado a cuidar a menores en el seminario de Gozzano. Horas después de hablar con Martínez, De Paolis inauguró la asamblea general de los Legionarios de 2014 en la que se dio formalmente por concluido el mandato encargado por el papa para reformar y purificar la orden religiosa.

Los Legionarios estaban “curados y limpios”, dijo el cardenal. La realidad era otra. Su misión no se había cumplido. 

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