Elizabeth sepulta a sus dos hijos, víctimas de multihomicidio en Tonalá
Justicia es todo lo que pide Elizabeth, madre de Luis y Ángel, acribillados junto a nueve personas más el sábado pasado en la colonia La Jauja.
Elizabeth contesta con una sonrisa irónica a la pregunta formulada por un reportero: “¿qué le diría a la autoridad por el asesinato de tus dos hijos?”. “Sólo pido justicia”, dijo la mujer, después rompió en llanto.
Es madre de Luis y Ángel, dos de las once víctimas acribilladas el sábado pasado en la colonia La Jauja, en Tonalá. Los cuerpos de los hermanos fueron sepultados en un panteón del centro del municipio. Sus restos fueron depositados en dos gavetas, en féretros de madera color café. Por la pandemia sólo se permitió el acceso de 20 personas al camposanto: los familiares más cercanos.
Tras ser bajados de dos carrozas, los ataúdes fueron colocados en un montacargas color verde. Primero fue enterrado el cuerpo de Luis, instantes después el de Ángel; Elizabeth estaba parada frente a las gavetas, era la última vez que vería a sus hijos, por eso rompió en llanto.
Encontró consuelo en los brazos de su madre, que tampoco paraba de llorar. Por una rendija del cancel que resguarda el perímetro del panteón, familiares de ambos jóvenes veían el sepelio. “¡A la bio, a la bao, a la bim bom bam, Luis, Ángel, ra ra ra!”, rompieron el silencio sepulcral, algunos traían entre manos globos blancos en señal de paz. Una mujer gritó “¡justicia, justicia!”. Entre la multitud se rumoraba “maldito gobierno”.
Elizabeth soltó tres globos rojos en forma de corazón inflados con helio, rápidamente se elevaron por los aires. Nuevamente el silencio se apoderó del ambiente. Un albañil colocó uno a uno los ladrillos en la primera gaveta, en menos de diez minutos el primer ataúd se cubrió por completo y siguió con el segundo. Cuatro coronas y un puñado de flores fueron dejadas sobre las gavetas. El sepelio finalizó, Elizabeth abandonó el panteón en brazos de su madre. La mujer recordó en voz alta que sus hijos eran devotos de la virgen de Guadalupe. Cada 12 de diciembre danzaban, ayer en su funeral sus amigos danzaron para honrar su memoria. Tras la muerte de sus hijos, Elizabeth vive otra angustia: ¿quién sacará adelante a sus nietas?
El día del atentado, la mujer escribió en su muro de Facebook el siguiente mensaje: “solo Dios sabe por qué pasan las cosas. Tengo el corazón hecho pedazos, me mataron a mis dos hijos y me dejaron un inmenso dolor en el alma. Siempre los recordaré con amor, mis niños, mis campeones, mis angelitos del cielo”.
CGE
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