Jesús Piedra Ibarra, el desaparecido más buscado
Hoy, a más de cuatro décadas de ausencia de Jesús Piedra, doña Rosario Ibarra, su madre, recibió un merecido reconocimiento por su valor de enfrentarse sola a todo el poder del Estado para buscar a su hijo.
MONTERREY.- Han transcurrido 44 años de la desaparición forzada de Jesús Piedra Ibarra, mismos años que doña Rosario Ibarra de Piedra inició la incansable búsqueda de su amado hijo, quien en 1975 tenía apenas 21 años de edad.
Además de la terrible tortura psicológica por no saber nada del joven, su padre, el prestigiado médico Jesús Piedra Rosales, sufrió también tortura física porque lo acusaban de ocultar a "un peligroso guerrillero".
Doña Rosario, al vivir tales injusticias, de manera valiente alzó su voz. Clamó justicia. Dijo que si su hijo era una criminal, que lo juzgaran como lo marca la ley, pero que la dejaran verlo.
Nadie le hizo caso ni la quiso escuchar. Se convirtió en activista. Se enfrentó a mil obstáculos. Ayudó en la búsqueda de otros desaparecidos.
Hoy a 44 años y cuando doña Rosario Ibarra tiene 92 años, la justicia por fin reconoce su labor como activista y política.
Por votación unánime, el pleno del Senado de la República le otorgó el pasado 23 de octubre la medalla Belisario Domínguez por su ardua labor como defensora de los derechos humanos.
Pero todo eso no vale tanto como la vida de su hijo, quien desapareció hace 44 años y jamás volvió a saber de él.
Jesús Piedra Ibarra era un estudiante carismático, decente, inteligente. Cursaba el tercer año de medicina en la UANL, pero como todo joven tenía inquietudes sociales.
En la Universidad, junto con otros compañeros hablaban sobre la desigualdad y las injusticias, las que motivaron a Jesús Piedra para unirse a un grupo antigobiernista.
Aunque Jesús con discreción asistía a las reuniones, no descuidó sus estudios, incluso parte de su tiempo lo dedicaba al deporte y a su novia Laura.
Todo se complicó cuando el 17 de septiembre de 1973, el grupo al que pertenecía Jesús y que se denominaba Liga Comunista 23 de Septiembre (LC23S), en un intento de plagio asesinó al apreciado industrial don Eugenio Garza Sada.
Aunque Jesús no intervino en el sangriento hecho, la Policía Judicial unida con la Dirección Federal de Seguridad (DFS), en sus investigaciones obtuvieron una lista de los militantes del grupo subversivo
En esa lista estaba Jesús Piedra, quien ya se había independizado de sus padres, pues temía que los fueran a involucrar por sus andanzas.
De nada le valió cambiarse de domicilio, pues los agentes comandados por el director de la DFS, Miguel Nassar Haro, irrumpieron con violencia en la casa de la familia Piedra Ibarra.
Fue el 25 de noviembre de 1973, luego de revisar y saquear la casa, con engaños se llevaron al doctor Piedra y a su esposa doña Rosario para interrogarlos.
Tratados como criminales fueron conducidos hasta los separos de la Policía Judicial y ahí con malos tratos y amenazas los conminaron a que entregaran a su hijo.
Los esposos dijeron que no sabían nada de él. Luego de varias horas de brutal hostigamiento los dejaron libres.
El 20 de enero de 1974, la familia Piedra Ibarra recibió desde la clandestinidad una carta de Jesús:
"Me encuentro bien, supongo que deben imaginarse en lo que ando, espero que no los hayan molestado. Los quiero mucho y sé que van a poder entenderlo. Estoy lejos y no sé si volveremos a vernos. De ser así, espero que lo comprendan y lo tomen con calma".
Dos meses después, miembros de la LC23S trataron de asaltar un banco, y aunque fracasaron, la Policía volvió a arremeter directamente contra el doctor Piedra.
El 1 de abril de 1974 irrumpieron en su consultorio y de manera violenta se lo llevaron.
Aunque estaba amparado, lo torturaron, al grado que tuvo que ser hospitalizado. Doña Rosario denunció la crueldad con la que trataron a su marido. Nadie le hizo caso.
Jesús Piedra al enterarse, llamó por teléfono a doña Rosario para preguntarle por su padre. Ambos lloraron.
Todos los robos, atracos, secuestros y hasta crímenes se los atribuían a la LC23S, principalmente a Jesús Piedra.
Sin embargo, todo cambió el 18 de abril de 1975, pues ese día un sujeto que conocía todos los movimientos del joven Piedra lo denuncio ante la Policía.
Fue el policía judicial Juventino Romero a quien comisionaron para la detención. Con varios elementos se situaron en lugares estratégicos entre Arteaga y Félix U. Gómez. Eran las 20:30 cuando vieron que Jesús se acercaba.
Entre la oscuridad, los agentes se abalanzaron contra Jesús. Aunque se resistió lo sujetaron, pero cuando el agente Garza Espinoza lo inmovilizaba de la cabeza, Jesús le mordió un dedo. Tan grave fue la herida que le causó, que se lo tuvieron que amputar.Jesús Piedra luego de recibir brutal golpiza, lo ataron de pies y manos y en un auto Chevrolet lo condujeron hasta la Delegación de la DFS, en Rivapalacio y Mina, en el Barrio Antiguo.
Ahí lo siguieron torturando y lo obligaron a aceptar que era miembro de la LC23S, que había participado en atracos, secuestros y en el asesinato de don Eugenio Garza Sada.
También lo obligaron a denunciar a sus compañeros. Después maltrecho como estaba se lo llevaron a un rancho situado en el kilómetro siete de la carretera Higueras-Marín
Ahí de nuevo fue torturado. Al día siguiente lo trasladaron a las instalaciones de la DFS, en la Ciudad de México y fue puesto a disposición de Nassar Haro. Hasta la fecha sigue desaparecido.
Hoy, inmersos en una discusión política nacional sobre si aquellos jóvenes eran valientes o criminales, no debe perderse el fondo: fueron seres humanos con madre, padre y hermanos, con los mismos derechos como ciudadanos que les garantiza la Constitución.
Hoy, a más de cuatro décadas de ausencia de Jesús Piedra, doña Rosario Ibarra, su madre, recibió un merecido reconocimiento por su valor de enfrentarse sola a todo el poder del Estado para buscar a su hijo.
Es una guerrera que ganó con creces la medalla Belisario Domínguez. Su valentía no está a discusión. Lo que debe discutirse es cuándo y quién castigará a los que desaparecieron a su hijo y asesinaron a miles de jóvenes durante la llamada "guerra sucia"... si es que esos verdugos aún están vivos.
mvls
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