“La pandemia me hizo mejor maestro”: la importancia de la empatía en el rol del docente
En sus más de 10 años de carrera docente, ninguna experiencia había influido tanto en su forma de enseñar como los cambios que se desprendieron tras la llegada del covid.
La pandemia llegó a marcar un antes y un después, no solo en toda una generación de estudiantes, sino también en el cuerpo docente. Aunque pareciera que gira totalmente en torno al área de la salud, lo cierto es que el covid-19 se ha esparcido hasta el punto de cambiar diferentes planos de la vida. Un claro ejemplo es lo que sucedió con la educación.
Abidan Salinas Aguirre afirma que la pandemia lo hizo mejor maestro. En sus más de 10 años de carrera docente, ninguna experiencia había influido tanto en su forma de enseñar como los cambios que se desprendieron tras la llegada del covid-19. Actualmente, Salinas es profesor en un colegio de la zona de Huentitán, en el municipio de Guadalajara. Hace un par de semanas las escuelas de educación básica volvieron a clases presenciales en Jalisco, después de más de un año de llevar programas educativos de forma remota.
Pese a la incertidumbre de si era el momento adecuado o no para volver, Abidan considera que era una situación inaplazable. “El avance de la tecnología y el forzar a los profesores a manejar elementos tecnológicos en sus clases, sin duda, son un punto positivo para la educación, sin embargo nada reemplaza el contacto real entre profesor y alumno, y entre los propios alumnos en un salón de clases”, comentó.
Al volver a las aulas el profesor se dio cuenta de que la mayoría de sus alumnos, sobre todo de primer ingreso, habían perdido habilidades para relacionarse. “La virtualidad les quitó la oportunidad de socializar, entonces estaban aislados, sobre todo los de primero tenían el fantasma de la distancia”, explicó el maestro.
Además de reforzar y retomar la convivencia social, Abidan considera primordial que los profesores sean más empáticos con sus alumnos, no solo centrarse en los conocimientos académicos sino valorar otra clase de aprendizajes. Al volver a clases de forma presencial le quedó claro que:
Abidan ha sido profesor en diversas instituciones educativas, en varios estados de la república, mas la pandemia lo vino a encontrar en Guadalajara. Al respecto del colegio en el que trabaja actualmente, mencionó que el alumnado suelen ser chicos que vienen de entornos sociales lastimados. Refirió que las carencias no son necesariamente económicas sino que es el entorno lo que los limita.
El profesor lamenta que sus alumnos no tengan modelos a seguir y que muchos de ellos no contemplen en sus planes a futuro entrar a la universidad o seguir estudiando. Abidan considera que la ubicación del colegio sí juega un papel importante, ya que al ser una zona marginada, muchos de sus alumnos se han dejado llevar por un entorno lastimado; de ahí la importancia de atender no solo el aprendizaje académico sino prestar atención a las problemáticas sociales que se viven en la zona.
Por último, el profesor reconoce que la pandemia lo obligó a replantear estrategias y metodologías, aunque cree que todavía debe darse un proceso de digitalización más profundo. “No basta con manejar las aplicaciones”, afirmó.
Salinas apuesta a que el futuro de la educación debe ir orientado a guiar los esfuerzos de los docentes para generar contenidos educativos, sin perder de vista el enfoque humanista, la educación mano a mano, el contacto presencial y la parte afectiva.
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