María de Jesús padece esquizofrenia y cada mes acude al CAISAME por su medicamento
Una vez golpeó a un policía y la amarraron. Como insistía, la sujetaron más fuerte.
Guadalajara. Desde que tenía 30 años, María de Jesús Valdivia Lucas, padece esquizofrenia. La mujer es vecina del municipio de Chapala y tiene siete hijos. Cada mes, acude al Centro de Atención Integral de Salud Mental (CAISAME) Estancia Prolongada –antes Hospital Psiquiátrico de Jalisco- para que le suministren medicamentos. De lo contrario, pierde el control. Una vez golpeó a un policía y la amarraron. Como insistía, la sujetaron más fuerte.
“Nunca me habían amarrado bien fuerte, hasta me dolió”, recuerda al compartir que ha sido internada en cuatro ocasiones. Primero te dan de comer, luego te bañan y hasta te espulgan por si tienes piojos.
“Te tienen acostada con un puño de medicinas, como unas diez pastillas te dan y bien mucha droga, que así controlan alguno, ya que estás controlada te dejan salir, y luego te vas a tu casa”, refirió.
A la fecha, no entiende su enfermedad. “Veo cosas, bultos, personas que corren, a veces se asusta uno, y así como ahorita, ando muy nerviosa porque mataron a un familiar en la casa, y desde entonces tengo más nervio. No me he podido controlar, y tengo miedo. A veces siento pánico de estar en mi casa”, narró la mujer que hoy tiene 53 años.
“Una vez me caí, porque no quería entender, ni comer. Luego decía te comes a los niños, te comes la comida y luego me daban sorbetes y que ahí iban los niños, y que el pan es tu mamá, puras de esas, y escuchaba voces”, externó.
¿Sabes qué detonó la enfermedad? “Me asustaron, el de la leña. Un día yo fui sola a la leña y me asustaron unas voces, y desde ahí estoy mala”. ¿Pero no se drogaba? No, nada más las medicinas que me dan aquí (en el Hospital), es lo único”.
En cada cita, el doctor la inyecta. Gasta 120 pesos para acudir al Centro. “No me queda para comer”. Le gustaría sentirse escuchada y querida. María de Jesús vende dulces para sostenerse. “A veces, me alivio sola, digo, Dios mío que se me quite ese estrés; y yo sola me alivio”. En el Hospital, “nomás te inyectan y zas, y ya vienes y ya te vas”, lamentó al admitir que si no asiste al tratamiento “me enfermo y caigo otra vez”.
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