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Masacre en Allende: la verdadera historia que inspiró la serie de Netflix “Somos”

La realidad siempre supera a la ficción, y estos fueron los hechos que ocurrieron en 2011 en Allende, Coahuila, que inspiraron la serie "Somos".

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Editorial Telediario Nacional /

Coahuila.- Entre el 18 y 20 de marzo de 2011, de acuerdo con las cifras de autoridades, al menos 45 personas fueron privadas de su libertad por el grupo delictivo de los Zetas en el municipio de Allende, Coahuila. Sin embargo, diversas investigaciones y testimonios han revelado que el número de víctimas podría ascender hasta los 300.  

Esto, es el resumen del contexto en el que nace la serie de Netflix “Somos”. Una producción que recientemente se estrenó en esta plataforma de streaming y que ha cautivado a los usuarios por la representación de uno de los hechos más terribles que vivó el país durante la ola de violencia ocurrida en el periodo conocido como “La Guerra contra el Narco de Calderón”.

Aunque esta producción se basa en aquellos hechos, al ser una serie, ciertos elementos de ficción pueden aparecer dentro de ella. Por eso, aquí te dejamos la verdadera historia de lo ocurrido en la conocida como La Masacre de Allende.

¿Cómo se originó la masacre en Allende?

La masacre de Allende tuvo su origen a raíz de una investigación de la DEA en Estados Unidos, cuando la Administración para el Control de Drogas logró algo que no esperaban, pues uno de sus agentes persuadió a un integrante de los Zetas para que este les entregara los números de identificación rastreables de los teléfonos celulares que pertenecían a los capos más buscados de este grupo delictivo, Miguel Ángel Treviño y su hermano Omar.

Tras esto, la DEA decidió compartir la información con una unidad de policía mexicana, la cual tenía miembros infiltrados, por lo que dicha situación se filtró y casi de inmediato, los Treviño se enteraron de que habían sido traicionados.

Por este motivo, los hermanos planearon vengarse de quien presuntamente los había delatado, así como de sus familias o de quien tuviera cualquier vínculo con ellos, siendo Allende, el blanco de dicha venganza.

 

Venganza contra las familias de los presuntos delatores

De acuerdo con una investigación realizada por Ginger Thompson para ProPublica y National Geographic, la venganza de los Treviño apuntaba a que uno de los soplones era José Luis Garza Jr., un miembro del cartel de un rango relativamente bajo, sin embargo, la misma investigación de la norteamericana, señala que esta conclusión fue errónea, pues tiempo después se supo que Garza Jr. no tuvo nada que ver con la filtración de los números de los grandes capos del cartel de los Zetas.

Al igual que Garza Jr., Héctor Moreno Villanueva, Alfonso Cuéllar y José Vázquez, eran otros de los señalados, por lo que los Treviño se dieron a la tarea de dar con ellos por medio de la privación de libertad y tortura de sus familias.

De acuerdo con Proceso, en Piedras Negras, sicarios de los Zetas privaron de la libertad a 41 amigos de Poncho Cuéllar y después los asesinaron.  A su vez, en Allende, mataron a más de 80 integrantes de las familias de los Garza Gaytán y Moreno, así como a varios más en Sabinas, Monclova y otros municipios de Coahuila, según testimonios de capos de los Zetas que testificaron en cortes de Texas.

¿Qué ocurrió en la masacre de Allende?

El viernes 18 de marzo, decenas de criminales entraron a Allende y tras localizar las propiedades de los Garza, asesinaron a todo aquel que estaba en su interior. De acuerdo con la investigación de Thompson, aquel día era día de pago, por lo que muchos trabajadores habían ido al rancho de los Garza por su dinero. Cuando los sicarios llegaron al lugar, tomaron como rehén a todo aquel que encontraron.

A cierta hora, las llamas ya eran visibles en el rancho de los Garza.

Entre los testimonios que recopiló Ginger Thompson se encuentra el del jefe de bomberos en aquel entonces en el municipio de Allende, el cual relató que aquel día comenzaron a recibir reportes de un incendio en dicha propiedad, sin embargo, al llegar para sofocar las llamas fueron interceptados por miembros del grupo delictivo quienes a punta de pistola les pidieron que se retiraran.  “Dijeron que iba a haber muchos incidentes. Que íbamos a recibir muchas llamadas de emergencia sobre balaceras, incendios y cosas así. Nos dijeron que no teníamos autorización para responder”, relató el ex jefe de bomberos.

 

Al día siguiente continuó la masacre

La tragedia, el caos, la incertidumbre y la impotencia durmieron esa noche en Allende. A la mañana siguiente, el sábado 19 de marzo, los sicarios pidieron a operarios de maquinaria pesada demoler docenas de casas y comercios de toda la zona, provocando el saqueo de propiedades a plena luz de día y cerca de oficinas gubernamentales, jefaturas de policía y puestos militares.

Investigaciones señalan que los números de emergencias recibieron más de 250 llamadas reportando disturbios, incendios, riñas, invasiones de hogares, entre otros hechos, sin embargo, ninguno de los reportes fue atendido.

De acuerdo con el ex alcalde de Allende, Luis Reynaldo Tapia, en esos días los sicarios se llevaron a más de 300 personas de toda la región.

Un silencio obligado

Con el paso de los años, poco se ha sabido y dicho sobre las investigaciones de este caso. Los familiares de las víctimas fueron abandonados a su suerte en la búsqueda del paradero o de los restos de sus parientes.

Apenas un par de meses después de la tragedia, un hombre levantó el reporte de desaparición de su hermana, quien se había casado con un Garza, y había desaparecido con su familia entera. A poco menos de un año, el hombre desapareció. Investigadores independientes de derechos humanos en el Colegio de México obtuvieron evidencias de que este hombre fue visto por última vez en custodia de la policía de Allende.

Tras este hecho, pocos familiares de las víctimas se atrevieron a buscar ayuda o a hablar públicamente de la tragedia.

Investigación en la quinta etapa

En 2019, el Subfiscal de Personas Desaparecidas, José Ángel Herrera, informó que la investigación por este caso se mantiene abierta y se encuentra en la quinta etapa.

Recordó que en las primeras etapas se logró acreditar la privación de la libertad y la privación de la vida de 27 personas, además un menor de edad fue recuperado y entregado a familiares.

Subrayó que esto no descarta la posibilidad de que más personas hayan sido víctimas de los hechos ocurridos en marzo del 2011, asimismo Comentó que derivado de esos hechos hubo un desplazamiento de personas que salieron del municipio de Allende, pero no se conoce cuántas personas están en esa condición.

Expuso que se traba en la quinta etapa y, derivado de la recomendación 10VG/2018, la Fiscalía General del Estado (FGE) remitió una copia certificada del expediente a la Fiscalía General de la República, instancia que abrió una averiguación previa penal por delincuencia organizada.

Condenas y órdenes de aprehensión 

Se han girado 26 órdenes de aprehensión en contra de 18 personas, 9 del grupo delictivo los Zetas y 9 contra ex funcionarios de seguridad pública de Allende.

Se han cumplimentado 21 órdenes de aprehensión, y están pendientes de cumplimentar 2 órdenes de aprehensión en contra de miembros de los Zetas y 3 más en contra de ex policías.

La FGE obtuvo 5 sentencias condenatorias en contra del mismo número de responsables de la masacre, cuyas penas oscilan entre los 75 y 80 años de prisión. ​

Una historia sin desenlace

En 2015, autoridades coahuilenses comenzaron con reuniones con familiares de aquellas víctimas que, según investigaciones, estaban muertas. A las familias se les dieron certificados de defunción, pese a no tener cuerpos. Dichos certificados enlistaban causas de muerte como “choque neurogénico” y “combustión total debido a exposición directa al fuego”.

Entre 2013 y 2015, los hermanos Treviño fueron capturados tras operativos de la marina mexicana.

Poco a poco, la vida en Allende comenzó a regresar a una normalidad, sin embargo, la herida de esta masacre permanece oculta, pero igual de viva que el primer día.

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