Mi testimonio covid
Columna de Óscar Cedillo.
CIUDAD DE MÉXICO.- A León, a Valecitos y a mi familia —mi motor—.
Llevo 15 días encerrado desde de aquel domingo en que la doctora me dijo que estaba positivo a covid. El virus, ya alojado, atacaba mis órganos; las molestias y la temperatura no te permiten pensar. Tu cuerpo solo reacciona y busca sobrevivir. Después el temor y la culpa de haberte contagiado y de contagiar a los tuyos… para el caso, mi esposa y mi bebé de ocho meses (ellos, sin síntomas). La soledad e incertidumbre te abruman, todos los miedos juntos. Y obvio el malestar, muy intenso, tuve todos: temperatura, dolor de cabeza, tos, diarrea, cansancio, falta de aire, pero sobre todo conciencia sobre esa línea delgada diaria que te tiene sabiendo que se puede complicar. Y puedes perder la vida.
Te vuelves esclavo del oxímetro… Diario, a cada minuto, cada hora, cada mañana al levantarte o cuando te vas a dormir te mides la oxigenación. El número vale como la vida misma. Cuando sube a más de 91 suplicas que ya no baje… y hay miedo de volverte a medir, pero sabes que de eso ahora dependes. Día a día, examen de vida.
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Las noches en mi caso eran de terror: de falta de aire… no me quería dormir, hay miedo —otra y otra vez el miedo— a no despertar. Una noche completa de insomnio hasta que el cansancio venció a mi cuerpo. Aluciné sin control, llamé al 911, pedí ayuda a Locatel, la misma ansiedad contribuía a que me faltara el aire. Nadie me contestó en ‘la ayuda psicológica’, solo una grabación con la canción de “Bésame mucho” —quizá sea su terapia—. Pasé por todos los estados de ánimo, desde la euforia, la locura, la claridad, hasta leer lo más que podía para entender qué me estaba pasando. Deliraba con que me inyectaran algo para quitarme la puta ansiedad. Finalmente amaneció… y a dormir un poco. Y de inmediato alguna mejoría. Mi oxigenación subió a 92, luego 93 y así…
Hoy termino el primer tratamiento; mi médico dice que ya puedo salir a que me dé el sol y el aire. Sigo ronco y me falta un poco el aire. Dice que es normal y que todo se irá acomodando. Me siento bien, tengo apetito. Mi familia está feliz. Mi madre perdió la vida el 1 de noviembre por covid. Ahora sé un poco lo que ella sintió. Me duele mucho no haber podido ayudarla más. Este ya no es miedo. Es mi realidad. ¿Cuántos como yo?
Palabras clave
Un tratamiento a tiempo es la diferencia. GRACIAS Dr. Francisco Moreno, Dr. Carlos Vázquez y Dra. Jazmín Infante. Sí hay héroes de la vida real.
ard
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