Pueblos al borde del abismo, estragos de ‘Beatriz’ y ‘Calvin’
“Estamos desesperados; no deja de llover desde hace 17 días, no hay agua limpia y ya no tenemos comida”, expresa a uno de los habitantes de la comunidad de San Francisco.
Oaxaca.- El paso de Beatriz y Calvin en la sierra sur de Oaxaca dejó afectaciones en 80 municipios y más de 113 comunidades. Durante 17 días, la lluvia y el viento generaron aludes de arcilla que fueron a dar sobre casas y carreteras dejando a la población incomunicada.
Uno de estos poblados fue San Francisco Ozolotepec, un asentamiento de mil habitantes que hace 50 años se instaló en la cima de una montaña de arcilla y donde el primero de junio de este año dos personas murieron sepultadas mientras dormían.
“Beatriz entró el jueves por la noche. Mi abuelita y mi tía decidieron quedarse en su casa, pero el cerro no aguantó y se derrumbó sobre su techo de lámina mientras dormían. Toda la tierra las aplastó. Al otro día, cuando venimos a ver cómo estaban, solo encontramos escombros y debajo los cuerpos llenos de lodo”, recuerda Francisco Cruz mientras señala las ruinas de la casa donde murió su abuela.
Debido a este alud, tres casas más fueron destruidas y las calles principales desaparecieron; basta con caminar unos metros para encontrarse con enseres domésticos regados por toda la calle y enterrados en el lodo.
Pese a que han transcurrido 17 días desde que pasó Beatriz y cuatro de Calvin, San Francisco sigue bajo los escombros. La labor de los militares son interrumpidos constantemente por la lluvia y la neblina.
Desde el primero de junio fue instalado el Plan DN-III en la zona, pero la falta de carreteras hace imposible la llegada de víveres por tierra, mientras que por aire la capa de nubes no permite a las aeronaves aterrizar, y cuando lo hacen debe ser rápido o no podrán despegar.
Para ir a esta comunidad, MILENIO viajó en un helicóptero. La mañana del 16 de junio fue buena para el despegue y el traslado a San Francisco. Al llegar, unas 20 personas corrieron a la punta de la montaña para obtener a una de las despensas que lleva la Secretaría de la Defensa Nacional.
Mientras los militares bajan los alimentos, se escucha la voz de un hombre llamado Eutimio Gallardo. Es el síndico del pueblo. Al ver que venimos con cámara en mano dice: “Estamos desesperados. No deja de llover, no hay agua limpia y ya no tenemos comida”.
Otro sitio afectado fue un preescolar. Calvin desplomó el patio y fue a dar al fondo del acantilado. Lo único que está de pie son los salones, pero la lluvia amenaza con enviarlos al acantilado.
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