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Saturación de hospitales por Covid-19 en Yucatán afecta hasta funcionarios

El colapso hospitalario en el estado no distingue de cargos y al menos dos funcionarios locales han muerto luego de buscar atención en varios hospitales.

Editorial Telediario Nacional /

MÉRIDA.- En Yucatán la saturación de hospitales y las carencias médicas son tan altas que si algún funcionario estatal enferma de coronavirus, es posible que también muera antes de ser recibido en alguna clínica. En este estado de la península, al menos dos alcaldes y 20 policías han muerto luego de buscar por horas, sin éxito, una cama de hospital para ser atendidos por el virus.

La primera muerte fue la de Marlene de los Ángeles del municipio de Maxcanú el 10 de julio y la segunda la de Rigoberto Tun de Samahil Yucatán, ocho días después. Ambos decesos fueron confirmados por el gobernador del estado Mauricio Vila en distintos mensajes públicos, sin embargo, lo que no se dijo en cada uno de esos anuncios fue que ambos alcaldes murieron luego de resistir por horas la falta de oxígeno.

Marlene de los Ángeles murió 20 días después de haber recibido al presidente Andrés Manuel López Obrador como parte de las actividades programadas para el arranque de obra del Tren Maya en el municipio de Maxcanú y 20 días después de que saliera en busca de los damnificados que dejó el paso de la tormenta tropical Cristóbal en el sureste mexicano.

De forma silenciosa, el virus invadió el cuerpo del edil de 67 años, quien confundió los síntomas de coronavirus con los de su alergia congénita. Flujo nasal, pérdida del sentido del gusto, dolor muscular, dolor de garganta y problemas para respirar fueron los síntomas que gradualmente se apoderaron de la alcaldesa durante 15 días, hasta que en el día 16 su oxigenación bajó hasta 74.

En un principio se negó a ir al hospital, pero aquella mañana en que su salud empeoró su esposo, Camilo Delelis tomó su camioneta y la llevó a tres clínicas, pero en ninguna tuvo suerte: “la llevé al Hospital Rural Prospera Maxcanu No. 63 del IMSS y nada, la llevé al Hospital General de Sub Zona N°46, también del IMSS y tampoco nada”.

Frente a estas puertas cerradas decidió llevar a su esposa al Hospital Regional de Alta Especialidad de la Península de Yucatán, en Mérida. “Anduve con ella desde las 9 de la mañana, hasta que la pude internar a las 15:00 horas en alta especialidad", relata. Marlene y su esposo trabajaron en la función pública durante 10 años.

Él fue alcalde durante dos periodos y ella apenas llevaba dos años de su primer periodo de alcaldesa. Pero ni esto valió para que fuera atendida de forma inmediata, el colapso de clínicas y hospitales no distingue, al menos aquí, de cargos o insignias.

“No se trata de dinero, ya lo hemos visto, se trata de que ahorita ya están saturadas las clínicas, nadie te acepta, de hecho cuando llegamos nos dijeron que la gente iba entrando según su turno y que delante de nosotros ya había tres.

“Imagínate nosotros tenemos la facilidad, primero porque nos conocen, segundo porque vamos decir que tenemos solvencia moral y andamos en un vehículo propio, pero una persona que no tiene forma de moverse y no tiene ni los recursos como para ir de aquí para allá, ¿a dónde va?”, comparte Camilo.

Minutos después de ser ingresada en la clínica de Alta Especialidad murió de un paro respiratorio: “ella soportó todo lo que pudo, pero tanto tiempo de andar de aquí y allá fueron horas perdidas y su cuerpo ya no pudo dar más lucha”.

La historia fue la misma con el alcalde del municipio de Samahil, Yucatán, Rigoberto Tun Salas. Tun Salas estuvo hospitalizado durante dos semanas en el Hospital Regional de Alta Especialidad de la ciudad de Mérida, al parecer por Covid-19.

Ellos no son los únicos funcionarios estatales afectados. Federico Cuesy director de la policía municipal de Umán, lleva una semana internado en el Hospital General en Mérida, está intubado y en coma inducido. Su esposa murió el martes 21 de julio, pero el comandante Cuesy aún no lo sabe.

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MÉRIDA.- En Yucatán la saturación de hospitales y las carencias médicas son tan altas que si algún funcionario estatal enferma de coronavirus, es posible que también muera antes de ser recibido en alguna clínica. En este estado de la península, al menos dos alcaldes y 20 policías han muerto luego de buscar por horas, sin éxito, una cama de hospital para ser atendidos por el virus.

 

La primera muerte fue la de Marlene de los Ángeles del municipio de Maxcanú el 10 de julio y la segunda la de Rigoberto Tun de Samahil Yucatán, ocho días después. Ambos decesos fueron confirmados por el gobernador del estado Mauricio Vila en distintos mensajes públicos, sin embargo, lo que no se dijo en cada uno de esos anuncios fue que ambos alcaldes murieron luego de resistir por horas la falta de oxígeno.

 

Marlene de los Ángeles murió 20 días después de haber recibido al presidente Andrés Manuel López Obrador como parte de las actividades programadas para el arranque de obra del Tren Maya en el municipio de Maxcanú y 20 días después de que saliera en busca de los damnificados que dejó el paso de la tormenta tropical Cristóbal en el sureste mexicano.

 

De forma silenciosa, el virus invadió el cuerpo del edil de 67 años, quien confundió los síntomas de coronavirus con los de su alergia congénita. Flujo nasal, pérdida del sentido del gusto, dolor muscular, dolor de garganta y problemas para respirar fueron los síntomas que gradualmente se apoderaron de la alcaldesa durante 15 días, hasta que en el día 16 su oxigenación bajó hasta 74.

 

En un principio se negó a ir al hospital, pero aquella mañana en que su salud empeoró su esposo, Camilo Delelis tomó su camioneta y la llevó a tres clínicas, pero en ninguna tuvo suerte: “la llevé al Hospital Rural Prospera Maxcanu No. 63 del IMSS y nada, la llevé al Hospital General de Sub Zona N°46, también del IMSS y tampoco nada”.

 

Frente a estas puertas cerradas decidió llevar a su esposa al Hospital Regional de Alta Especialidad de la Península de Yucatán, en Mérida. “Anduve con ella desde las 9 de la mañana, hasta que la pude internar a las 15:00 horas en alta especialidad", relata. Marlene y su esposo trabajaron en la función pública durante 10 años.

 

Él fue alcalde durante dos periodos y ella apenas llevaba dos años de su primer periodo de alcaldesa. Pero ni esto valió para que fuera atendida de forma inmediata, el colapso de clínicas y hospitales no distingue, al menos aquí, de cargos o insignias.

 

“No se trata de dinero, ya lo hemos visto, se trata de que ahorita ya están saturadas las clínicas, nadie te acepta, de hecho cuando llegamos nos dijeron que la gente iba entrando según su turno y que delante de nosotros ya había tres.

 

“Imagínate nosotros tenemos la facilidad, primero porque nos conocen, segundo porque vamos decir que tenemos solvencia moral y andamos en un vehículo propio, pero una persona que no tiene forma de moverse y no tiene ni los recursos como para ir de aquí para allá, ¿a dónde va?”, comparte Camilo.

 

Minutos después de ser ingresada en la clínica de Alta Especialidad murió de un paro respiratorio: “ella soportó todo lo que pudo, pero tanto tiempo de andar de aquí y allá fueron horas perdidas y su cuerpo ya no pudo dar más lucha”.

 

La historia fue la misma con el alcalde del municipio de Samahil, Yucatán, Rigoberto Tun Salas. Tun Salas estuvo hospitalizado durante dos semanas en el Hospital Regional de Alta Especialidad de la ciudad de Mérida, al parecer por Covid-19.

 

Ellos no son los únicos funcionarios estatales afectados. Federico Cuesy director de la policía municipal de Umán, lleva una semana internado en el Hospital General en Mérida, está intubado y en coma inducido. Su esposa murió el martes 21 de julio, pero el comandante Cuesy aún no lo sabe.

 

 

 

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MÉRIDA.- En Yucatán la saturación de hospitales y las carencias médicas son tan altas que si algún funcionario estatal enferma de coronavirus, es posible que también muera antes de ser recibido en alguna clínica. En este estado de la península, al menos dos alcaldes y 20 policías han muerto luego de buscar por horas, sin éxito, una cama de hospital para ser atendidos por el virus.

La primera muerte fue la de Marlene de los Ángeles del municipio de Maxcanú el 10 de julio y la segunda la de Rigoberto Tun de Samahil Yucatán, ocho días después. Ambos decesos fueron confirmados por el gobernador del estado Mauricio Vila en distintos mensajes públicos, sin embargo, lo que no se dijo en cada uno de esos anuncios fue que ambos alcaldes murieron luego de resistir por horas la falta de oxígeno.

Marlene de los Ángeles murió 20 días después de haber recibido al presidente Andrés Manuel López Obrador como parte de las actividades programadas para el arranque de obra del Tren Maya en el municipio de Maxcanú y 20 días después de que saliera en busca de los damnificados que dejó el paso de la tormenta tropical Cristóbal en el sureste mexicano.

De forma silenciosa, el virus invadió el cuerpo del edil de 67 años, quien confundió los síntomas de coronavirus con los de su alergia congénita. Flujo nasal, pérdida del sentido del gusto, dolor muscular, dolor de garganta y problemas para respirar fueron los síntomas que gradualmente se apoderaron de la alcaldesa durante 15 días, hasta que en el día 16 su oxigenación bajó hasta 74.

En un principio se negó a ir al hospital, pero aquella mañana en que su salud empeoró su esposo, Camilo Delelis tomó su camioneta y la llevó a tres clínicas, pero en ninguna tuvo suerte: “la llevé al Hospital Rural Prospera Maxcanu No. 63 del IMSS y nada, la llevé al Hospital General de Sub Zona N°46, también del IMSS y tampoco nada”.

Frente a estas puertas cerradas decidió llevar a su esposa al Hospital Regional de Alta Especialidad de la Península de Yucatán, en Mérida. “Anduve con ella desde las 9 de la mañana, hasta que la pude internar a las 15:00 horas en alta especialidad", relata. Marlene y su esposo trabajaron en la función pública durante 10 años.

Él fue alcalde durante dos periodos y ella apenas llevaba dos años de su primer periodo de alcaldesa. Pero ni esto valió para que fuera atendida de forma inmediata, el colapso de clínicas y hospitales no distingue, al menos aquí, de cargos o insignias.

“No se trata de dinero, ya lo hemos visto, se trata de que ahorita ya están saturadas las clínicas, nadie te acepta, de hecho cuando llegamos nos dijeron que la gente iba entrando según su turno y que delante de nosotros ya había tres.

“Imagínate nosotros tenemos la facilidad, primero porque nos conocen, segundo porque vamos decir que tenemos solvencia moral y andamos en un vehículo propio, pero una persona que no tiene forma de moverse y no tiene ni los recursos como para ir de aquí para allá, ¿a dónde va?”, comparte Camilo.

Minutos después de ser ingresada en la clínica de Alta Especialidad murió de un paro respiratorio: “ella soportó todo lo que pudo, pero tanto tiempo de andar de aquí y allá fueron horas perdidas y su cuerpo ya no pudo dar más lucha”.

La historia fue la misma con el alcalde del municipio de Samahil, Yucatán, Rigoberto Tun Salas. Tun Salas estuvo hospitalizado durante dos semanas en el Hospital Regional de Alta Especialidad de la ciudad de Mérida, al parecer por Covid-19.

Ellos no son los únicos funcionarios estatales afectados. Federico Cuesy director de la policía municipal de Umán, lleva una semana internado en el Hospital General en Mérida, está intubado y en coma inducido. Su esposa murió el martes 21 de julio, pero el comandante Cuesy aún no lo sabe.

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