La Familia Michoacana arrasó con comunidad en Guerrero
La capilla de la localidad apenas se mantiene de pie; sus paredes y el altar fueron destrozados por las bombas artesanales que caen del cielo.
Durante el conflicto directo con Los Tlacos en la sierra de Guerrero, La Familia Michoacana forzó el desplazamiento de todos los residentes de la comunidad de Buenavista de los Hurtado. Las viviendas quedaron gravemente dañadas debido a los disparos de armas de alto calibre y a las bombas lanzadas desde drones.
MILENIO ingresó a este caserío de poco más de 30 viviendas, del municipio de Heliodoro Castillo, y corroboró que ninguna de las aproximadamente 100 personas que habitaban el lugar seguían ahí, luego que el 4 de enero La Familia Michoacana asesinó y calcinó en una emboscada a cinco pobladores.
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La capilla de la localidad apenas se mantiene de pie; sus paredes y el altar fueron destrozados por las bombas artesanales que caen del cielo. La escuela primaria y el kínder fueron “cosidas” a balazos, sus paredes parecen un tiro al blanco, mientras que el domo de láminas que cubre la cancha de básquetbol tiene cientos de agujeros de balas e impactos de explosivos.
Al caminar por las calles de la ranchería se pisan casquillos de alto calibre que quedaron tras los disparos, y como testigos mudos de la tragedia, quedaron tres camionetas baleadas de la policía comunitaria de Heliodoro Castillo.
Buenavista de Los Hurtado se localiza a 275 kilómetros de Chilpancingo, la capital del estado de Guerrero, para poder llegar es necesario recorrer un trayecto que comprende casi siete horas, porque la mayoría del camino son brechas muy angostas por donde solamente puede circular un vehículo a la vez.
MILENIO ingresó a esta población de la sierra de Guerrero sin resguardo de ninguna autoridad. En el trayecto se aprecian vehículos calcinados y baleados que quedaron tras los enfrentamientos entre integrantes de La Familia Michoacana y el grupo criminal Los Tlacos.
En estas mismas brechas también hay narco campamentos abandonados por los delincuentes tras la incursión el pasado miércoles del Ejército mexicano.
En estos campamentos improvisados se aprecian cientos de cajas de balas de alto calibre, así como ropa usada por los delincuentes y latas de atún para alimentarse.
Tras la irrupción de los delincuentes, los pobladores abandonaron sus casas en Buenavista, dejando todo, hasta sus animales, y se refugiaron en Tetela del Río, una ranchería ubicada casi a dos horas de distancia, también en brecha.
“Estamos muy cansados de esta situación, de no poder salir de nuestros hogares sin temor a que algo nos suceda, a que nos avienten drones o nos disparen”, narró un poblador que pidió anonimato pues teme por su integridad física.
El miedo a La Familia Michoacana
Los pobladores revelaron la identidad de tres personas cuyo paradero se desconoce desde el 4 de enero, tras la agresión de La Familia Michoacana en Buenavista.
Las víctimas fueron identificadas como Martín Hernández, vecino del poblado de Tlacotepec, Ricardo Hernández, oriundo de Buenavista y Luis Mario Salgado, quién radicaba en Tetela del Río.
La Familia Michoacana apareció por primera vez en esa zona de Guerrero en mayo del año pasado. Primero, los sicarios irrumpieron prometiendo que no le harían daño a la población civil, pero con el paso de los días esta situación cambió.
Hace más de una década en estos pueblos la gente vivía en la opulencia por la siembra de amapola.
Los pobladores cuentan que en las fiestas patronales se gastaban cientos de millones de pesos en alcohol y drogas, sus mejores clientes eran los sinaloenses que llegaban a Guerrero deseosos de comprar la mejor amapola para procesarla y enviarla a Estados Unidos con sus mejores consumidores.
Hoy la cosa cambió radicalmente, el negocio de la amapola se terminó, y los pobladores de esa región de Guerrero jamás pensaron, que las drogas, esas que alguna vez les dieron para comer y malgastar se convertirían en su peor enemigo.
Ahora esperan que las autoridades les ayuden a regresar a sus hogares, sin embargo, pese a la presencia de todos los niveles de gobierno los ataques contra la población civil no cesan.
El miércoles 10 de enero, en Buenavista, se tuvo conocimiento de un ataque con explosivos lanzados con drones, que por fortuna no dejaron personas lesionadas ni daños materiales.
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