45 centímetros de la humanidad
- Vertebral
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Ángel Carrillo
Dentro de esa cueva había pinturas rupestres que datan de entre 500 y los dos mil años Antes de Cristo, es decir se trata de un patrimonio que simplemente no tiene valor, no se puede tasar bajo ninguna divisa, se trata de vestigios de los primeros pobladores del planeta.
El lugar se encuentra a 60 kilómetros de la carretera, de ahí la poca vigilancia y tardanza en el hallazgo, dicen las autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia que apenas el sábado pasado, un grupo de guías turísticos advirtió del daño.
La pintura rupestre en general tiene una superficie de seis metros de ancho por tres de largo y los ladrones al ver que era imposible extraer la pieza completa, decidieron llevarse un trozo de roca de 45 centímetros cuadrados, el impacto fue todavía más catastrófico porque a juzgar por las imágenes, dejaron un rompecabezas sin la pieza que da forma a la gráfica.
Espero que los saqueadores tengan una idea clara del valor incalculable que tiene ese fragmento que seguramente traficarán en el mercado negro, espero que la persona que lo adquiera pague una cantidad obscena por la roca y de lo que estoy plenamente convencido es que en el vaivén de la transacción, alguien se va a percatar del asunto y va a comenzar a especular hasta que las autoridades se den por enteradas y actúen, porque es importante destacarlo, los delincuentes desconocen el problema que se echaron a cuestas, es estrepitosamente penado comerciar con vestigios históricos, no solamente en México, sino en el mundo.
Desafortunadamente y a pesar de las penas que existen para esta clase de robos, hay una cifra poco halagadora, 91.5 por ciento del tráfico arqueológico en nuestro país está impune y para muestra aquí hay sendos datos que lo confirman:
La noche del 27 de diciembre de 2019 dos sujetos ingresaron al Museo Fuerte de Guadalupe, en Puebla y tras amagar al vigilante robaron tres sables y 36 monedas y medallas históricas.
El inventario de las denuncias del INAH muestra el robo de 14 hachas, una escultura de Tláloc y un cuchillo en la Ciudad de México; el robo de 523 piezas arqueológicas en Morelos, todos en 2015.
En 2016 sustrajeron seis monumentos arqueológicos de obsidiana en Nayarit y dos estelas en Quintana Roo.
En la Ciudad de México durante 2018 sustrajeron una vasija y un códice maya de 16 piezas; también un monumento arqueológico tallado en piedra en forma de serpiente emplumada en Oaxaca.
A esto se suma el robo de distintos bienes en Jalisco, Puebla, Guanajuato, Estado de México, Durango y Morelos entre 2019 y 2020, solo por mencionar algunos.
Ahora Coahuila tiene la nada honrosa medalla de honor, luego del saqueo de estos vestigios no de una cultura, sino de la humanidad.
angel.carrillo@multimedios.com
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