Faltan muchos todavía

TAMBIÉN DEBEN DE VIGILAR LAS MINAS Y LOS “POCITOS”.- Han pasado 18 años de aquella terrible explosión que se presentó en la mina Pasta de Conchos, en donde perdieron la vida 63 de sus trabajadores. En su momento se llegó a decir y pensar que realmente sería difícil rescatar los cuerpos de los mineros, ya que se hablaba de que estaban a más de 150 metros bajo tierra, además, el temor a otra explosión siempre ha estado latente. 

Pero tras esos 18 años y el haber sacado en aquel tiempo los cuerpos de dos trabajadores, ahora, vuelven a sacar los restos de otro más de los 63 mineros. La verdad, que el equipo que está trabajando, conoce muy bien los pasos a seguir, ya que no es nada fácil pensar en que en los túneles a los que tiene que llegar, pueden volver a sufrir alguna explosión por la acumulación de gas metano, que fue la que en aquel 19 de febrero de 2006 se suscitó la tragedia.

 Las familias de los mineros en todo momento estuvieron a un lado de la mina, siempre con la esperanza de que sus seres queridos fueran sacados con vida. Pero el tiempo siguió su marcha y las esperanzas se desvanecieron, por lo que sus protestas poco a poco empezaron a disminuir. 

Ahora, es de llamar la atención que los rescates empiecen a dar frutos, al sacar los restos de uno de ellos y el cual fue trasladado a la ciudad de Saltillo en donde buscarán identificarlo. No será nada fácil continuar con el rescate de los demás, pero ahora sí hay esperanzas y las familias confían en que se los entreguen para darles cristiana sepultura. 

Pero las autoridades federales no solamente deben de preocuparse por rescatar a los mineros que perdieron la vida, también deben de ocuparse en investigar lo que sucede en otras minas, así como en los llamados “pocitos”, para observar las condiciones de trabajo de muchos padres de familia y sus hijos.

 Se sabe que conseguir un empleo es difícil, por lo que no les queda más remedio que acudir a las minas ya establecidas, para que les den trabajo y pese al peligro, estar laborando bajo muchos metros bajo tierra. Es difícil la vida de los mineros y el temor a que se presente otra explosión en algún túnel, siempre está presente.

Walter.juarez@milenio.com