Lázaro y Óscar son sentenciados a 8 y 6 años de cárcel por tráfico de migrantes en Saltillo
Los hechos ocurrieron en abril de 2022, cuando elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional detuvieron a los polleros.
Dos hombres, identificados como Lázaro “N” y Óscar “N”, fueron sentenciados a ocho años y seis años de prisión, respectivamente, tras ser declarados culpables de tráfico de personas extranjeras.
La resolución fue emitida por el juez del Centro de Justicia Penal Federal en Coahuila, quien también determinó la aplicación de multas económicas.
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Los hechos ocurrieron en abril de 2022, cuando elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional detuvieron a ambos hombres a la altura del ejido Encarnación de Guzmán, en el municipio de Saltillo.
Durante una inspección, se descubrió que trasladaban en un camión de carga a 103 personas originarias de Guatemala, Honduras y Nicaragua, quienes no pudieron acreditar su estancia legal en el país.
El Ministerio Público Federal llevó a los detenidos ante la autoridad judicial, donde en audiencia de procedimiento abreviado se acreditó su responsabilidad en el traslado ilegal de personas.
Como resultado, Lázaro “N” recibió una sentencia de ocho años de prisión, mientras que Óscar “N” fue condenado a seis años y dos meses. Además, ambos deberán cubrir multas económicas como parte de su condena.
La intervención oportuna de las autoridades permitió la detención de los implicados y la presentación del caso ante el sistema judicial, concluyendo con la sentencia dictada este martes.
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¿Qué hace un pollero?
Un pollero se dedica a traficar personas de manera ilegal, generalmente a través de fronteras, con la promesa de ayudarlas a cruzar a otro país, particularmente hacia los Estados Unidos desde países de América Latina. Su actividad principal consiste en:
Reclutar y contactar a migrantes: Los polleros suelen ofrecer sus servicios a personas que desean emigrar, pero no tienen los medios legales para hacerlo. A menudo engañan a las personas con promesas de un cruce seguro y rápido.
Organizar rutas de cruce: Los polleros planifican las rutas para cruzar fronteras de forma clandestina, utilizando puntos no vigilados por las autoridades. Estos cruces pueden ser a pie a través de áreas desérticas, en vehículos, o incluso escondidos en trenes o camiones.
Cobrar grandes sumas de dinero: Los polleros cobran tarifas elevadas por sus servicios, que pueden variar dependiendo de la complejidad del cruce, el país de origen y las condiciones del viaje.
Trasladar a los migrantes: Se encargan de coordinar el transporte de los migrantes, lo que puede implicar pasar por terrenos peligrosos, a veces con condiciones extremas de clima o falta de recursos como agua y comida.
Evitar a las autoridades: Los polleros intentan eludir los controles migratorios y las autoridades fronterizas. Si son capturados, tanto el pollero como los migrantes pueden enfrentar consecuencias legales graves.
El trabajo de los polleros es ilegal y riesgoso, tanto para ellos como para los migrantes, quienes muchas veces son expuestos a peligros extremos, como condiciones inhumanas, explotación, o abandono.
JVS
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