El cubrebocas se vuelto parte de nuestro día a día y pese a tantas incomodidades que nos causa, es una de las maneras que tenemos para protegernos del virus, sabemos lo importante que es, pero eso no quiere decir que no anhelamos ya quitárnoslo, eso ya no parecía tan lejano con la vacuna, sin embargo, las cosas no serán tan sencillas.

Francisco Álvarez, coordinador del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP) comentó que, aunque tengamos la enfermedad controlada, la mascarilla habrá que llevarla por mucho más tiempo; esto debido a que, la vacuna de BioNTech y Pfizer requieren de dos dosis.

“Entre una y otra aún tenemos riesgo de adquirir la infección, La vacuna tiene que trabajar, como el resto de vacunas que conocemos, y eso lleva un tiempo”, explica Ruth Figueroa, portavoz del grupo de vacunas de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC)

Una vez obteniendo la segunda dosis, deben pasar 7 días para que sea efectiva, en total un mes después de la primera puesta seguimos desprotegidos, pero eso no es todo, una vez vacunados, ésta sólo nos protege un 95%, así que hay que seguir utilizando la mascarilla.

Otra de las razones es, que no se llegará a vacunar a todas las personas del planeta, por lo que el virus puede seguir moviéndose y seguir contagiando, lamentablemente no se sabe si los que se vacunen podrán contagiar en caso de contraer la infección.

“Existe la posibilidad. El objetivo es que no se transmita y que si sufrimos la enfermedad seamos lo menos transmisores posible. A lo mejor lo pasamos como un resfriado tan sencillo que ni nos damos cuenta, precisamente porque estamos vacunados, pero existe la incertidumbre de si contagiaríamos”, comenta Figueroa.

¿Cómo funciona la vacuna?

La vacuna se aplica en el músculo deltoides, son 30 millonésimas de gramo de tozinamerán, una molécula con información genética del nuevo coronavirus, una vez que esta en nuestro cuerpo, nuestro organismo es el encargado de crear las defensas y prevenir las formas graves de la enfermedad, lo que aun es incierto es si acaba con el virus en la nasofaringe, pues si se queda alojado en la nariz puede seguir infectando a otros.

“Por desgracia, hasta que no tengamos más datos, habrá que extremar precauciones incluso si uno está vacunado”, afirma la inmunóloga e investigadora del CSIC Matilde Cañelles, del Departamento de Ciencia, Tecnología y Sociedad del Instituto de Filosofía (IFS-CSIC).

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Según los expertos, una vacuna intranasal podría asegurar que los vacunados no contagien, ya que tratándose de una infección respiratoria puede resultar más efectiva contra el contagio y la transmisión, aunque aún no tengamos esa vacuna, es posible que no tarde en realizarse ya que han sido capaz de desarrollar en menos de un año las tres fases clínicas de una vacuna y poder administrarla.

Por lo pronto, aunque estamos viendo la luz al final del túnel, no podemos bajar la guardia, pues aún faltan muchas investigaciones ya que no sabemos cuanto durara la inmunidad proporcionada por la vacuna, ni si protege de las mutaciones del virus.

Sólo nos queda seguir usando la mascarilla, lavarse las manos constantemente, mantener una sana distancia y lo más importante quedarse en casa.

MM