Gatita a dieta pasa todo el día debajo de su dispensador de comida

ESPECIAL.- Luna, una gatita que fue adoptada por una familia, tras ser hallada en un maizal cuando tenía alrededor de cinco meses, fue puesta a dieta debido a la obsesión por la comida que padece, según comentó su dueña.

TE RECOMENDAMOS: Silvestre, el gato “gerente” de una tienda de zapatos

La familia llevó a casa a Luna, en donde ya habitaba otra minina de nombre Shayla, y pensando que la pequeña gatita seguiría las costumbres de su “hermana adoptiva”, continuaron realizando las mismas prácticas, como dejar el alimento a su alcance.

Sin embargo, Luna no se guio por el comportamiento de Shayla y pasaba comiendo la mayor parte del día, por lo que en poco tiempo comenzó a subir de peso.

Al notar esto, los dueños de las mininas les retiraron el alimento de su alcance y les colocaron unos dispensadores de comida, en donde Luna pasaba la mayor parte del tiempo en espera de alimento.  

“Pasó la mayor parte de su tiempo tratando de conseguir alimento sin suerte. Luego de que se dispensó comida por primera vez, Luna escapó, pero luego regresó cuando se dio cuenta que le daba alimento. Desde entonces ella ha estado enamorada de la máquina”, comentó su dueña.

Además, explicó que tras lograr identificar las horas en las que el dispensador provee el alimento, Luna se acerca al lugar en espera de que le sirvan su comida.

ESPECIAL.- Luna, una gatita que fue adoptada por una familia, tras ser hallada en un maizal cuando tenía alrededor de cinco meses, fue puesta a dieta debido a la obsesión por la comida que padece, según comentó su dueña.

TE RECOMENDAMOS:

La familia llevó a casa a Luna, en donde ya habitaba otra minina de nombre Shayla, y pensando que la pequeña gatita seguiría las costumbres de su “hermana adoptiva”, continuaron realizando las mismas prácticas, como dejar el alimento a su alcance.

Sin embargo, Luna no se guio por el comportamiento de Shayla y pasaba comiendo la mayor parte del día, por lo que en poco tiempo comenzó a subir de peso.

Al notar esto, los dueños de las mininas les retiraron el alimento de su alcance y les colocaron unos dispensadores de comida, en donde Luna pasaba la mayor parte del tiempo en espera de alimento.  

“Pasó la mayor parte de su tiempo tratando de conseguir alimento sin suerte. Luego de que se dispensó comida por primera vez, Luna escapó, pero luego regresó cuando se dio cuenta que le daba alimento. Desde entonces ella ha estado enamorada de la máquina”, comentó su dueña.

Además, explicó que tras lograr identificar las horas en las que el dispensador provee el alimento, Luna se acerca al lugar en espera de que le sirvan su comida.