El trabajo arduo siempre vale la pena: Meng Wanzhou
La directora General de Finanzas en Huawei compartió, de su diario, una carta que un ciudadano japonés le escribió tras el terremoto de Fukushima.
Luego de ser detenida en Canadá, Meng Wanzhou, directora General de Finanzas en Huawei, recibió una “conmovedora y sencilla” carta de un ciudadano japonés, quien perdió a su madre en el terremoto de Fukushima y adonde la empresa desplegó sus redes de comunicaciones de emergencias después del desastre y ejecutó un plan de reconstrucción.
La ejecutiva lleva un diario desde hace muchos años, del cual compartió un fragmento del pasado 19 de diciembre.
“Anoche, una carta de un ciudadano japonés llegó a mi “WeChat Moments” y me llamó la atención, además de conmoverme por sus palabras que expresaban solidaridad, por su sentimiento de agradecimiento debido a las acciones desarrolladas por Huawei después del terremoto de Fukushima. Entonces recordé una frase que ha sido citada muchas veces: Todavía existe la buena fe en el mundo”.
En la misiva, la persona considera que no se puede quedar “con los brazos cruzados”, porque en el 2011, después del sismo, muchas empresas salieron de la zona, sin embargo, Huawei, cuando aún existían peligros, ingresó resueltamente al área del desastre y tomó medidas urgentes para reparar las instalaciones dañadas por el terremoto.
“Huawei nos ayudó en nuestros momentos más difíciles”.
Narra que mientras se cumplían las formalidades en el tribunal para ser liberada, su abogado le dijo que muchos desconocidos habían llamado a su oficina ofreciéndose a dar sus propiedades para cubrir la fianza, a pesar de que no la conocían.
“Ni siquiera me habían escuchado, pero sí conocen a Huawei y reconocen la compañía, así que están dispuestos a apoyarme. Mi abogado dijo que en sus cuarenta años de carrera profesional nunca había visto algo así, tanta gente dispuesta a dar un apoyo tan grande a una desconocida. Cuando leí las palabras del ciudadano japonés, no pude evitar estallar en lágrimas, no por mí, sino por tantas personas que creen y confían en mí”, detalla en su diario.
Rara vez menciono, agrega, esta experiencia, y no tengo nada de qué sentirme orgullosa. Es solo mi trabajo. Como dicen, "las personas buenas serán recompensadas por lo que hacen". Pero no se me ocurrió que ocho años después, esta recompensa vendría en la forma de una carta escrita por un ciudadano japonés, que llenó mi corazón de inmenso orgullo y me reconfortó.
“Orgullosa porque abordé aquel vuelo a Japón bajo una gran incertidumbre. Soy valiente no porque no tenga miedo, sino por el valor que busco en mi corazón y mi fe. Me siento aliviada, porque el trabajo arduo siempre vale la pena”.
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