El presidente de Filipinas acusó a los institutos de convertir a los alumnos en rebeldes comunistas; grupos de derechos humanos pidieron al mandatario que retire la amenaza.
La semana pasada, la Junta de Juegos y Diversiones de Filipinas instó a revisar la contienda, bajo el argumento de que buscaba salvaguardar la integridad del boxeo.
Las víctimas fallecieron por asfixia durante el ataque perpetrado por un hombre armado y que prendió fuego al lugar: el grupo yihadista Estado Islámico se atribuyó el asalto.