La fuerza del fenómeno acabó con el esplendor del puerto. Sus vientos superiores a los 250 km/h arrasaron con lo que tenían a su paso, incluida la vivacidad que tanto caracterizaba a Acapulco.
Ni siquiera especialistas predijeron que la tormenta se intensificaría sobre el océano Pacífico, lo que llevó a los pronosticadores a creer que sería como mucho, un huracán débil.
Faustino relató que su autobús no pudo seguir su camino hacia Ciudad de México por lo inundada que estaba la calle; su familia no supo nada de él desde la madrugada en la el huracán azotó a Acapulco.
El gobernador Sergio Salomón Céspedes señaló que dichos apoyos son extra a lo que la ciudadanía ha aportado en distintos centros de acopio para los damnificados por Otis