Kyle se encontraba a unos 300 kilómetros al sureste de Atlantic City, Nueva Jersey, con vientos máximos sostenidos de 65 km/h, según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos.
La tormenta, con vientos de 160 km/h, se originó en el este de Nebraska, cruzó Iowa y partes de Wisconsin e Illinois, dejando severos daños materiales, así como en cultivos.