Se trata del peor ataque contra civiles en el país tras un atentado con bombas en 2015 contra un santuario en Bangkok que dejó 20 personas sin vida y fue presuntamente realizado por traficantes de personas en represalia por acciones contra su red.
Entre las víctimas mortales, muchas de las cuales aún no han sido entregadas a sus familiares, se encuentran 23 civiles, tres policías, tres militares y el propio asaltante.
Funcionarios informaron que el soldado, enojado por una disputa económica, mató a dos personas antes de desatar un tiroteo mucho más sangriento, disparando mientras conducía hacia un concurrido centro comercial del que los clientes huyeron despavorid
El coronel Sonny Leggett, un vocero de las fuerzas de Estados Unidos, indicó en un comunicado que personal tanto afgano como estadounidense se encontraba "enfrascado en un tiroteo directo".
El ataque fue perpetrado por un soldado quien habría asesinado a un superior y a dos de sus compañeros, así como a civiles de un templo budista, según medios locales.
De acuerdo con testigos, un hombre llegó en una motocicleta al establecimiento y disparó contra un joven que estaba en el bar, hiriendo también a un trabajador.