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Don Goyo, el músico duranguense que endulza los oídos de los muertos

Como ya es costumbre, Don goyo, como sus amigos le llaman, escoltado por Lalo en el acordeón y Juan en el contrabajo

Aldo Flores Espinosa Durango, Durango /

Caminando entre tumbas y acompañado de su bajo sexto, el señor Gregorio Rabelo García, se ha ganado la vida interpretando canciones desde el año de 1970, y es que, a modo de tradición su familia, sus hermanos mayores le fueron inculcando las tablaturas y letras de las canciones más populares y acordes a la temporada del día de muertos.

“Ellos empezaron y luego me dijeron. - vente para acá te necesitamos… y así fue como me fui metiendo en esto de la cantada, de hecho, este bajo sexto que traigo aquí es el que tengo desde 1970, ya está todo viejo y amolado, pero sigue sonando, si lo he mandado arreglar, pero yo lo quiero mucho porque es un regalo de mi familia”.
Ofrenda del Día de Muertos | Unsplash
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Como ya es costumbre, Don goyo, como sus amigos le llaman, escoltado por Lalo en el acordeón y Juan en el contrabajo, narra como a lo largo de los años, su conocimiento artístico, se ha ido incrementando gracias a sus compañeros de oficio quienes le han indicado como tocar melodías como El Viejo Roble, Una página Más, Despedida Con Mariachi, Aquí No Hay Novedad y, evidentemente, Las Mañanitas.

“Siempre visitamos este Panteón de los Sabinos o el Panteón de Oriente, esos son los dos que siempre frecuentamos porque, además, los otros nos quedan muy lejos y está pesada la caminada... Aquí nada más nos cruzamos el monte y la carretera a Mazatlán y luego luego bajamos a la Lázaro Cárdenas o a la Morga, donde tienen su casa”.

Lamentablemente, este año no ha sido el mejor para el trío duranguense, ya que, como el señor Rabelo lo menciona, los músicos de su estilo, difícilmente pueden volver a sacar una remuneración tan buena como la ostentada un día de muertos, inclusive si su visita es al campo santo de oriente, donde se supone que se congrega la mayor afluencia de deudos en la capital.

“Aquí la gente que viene a contratar la música para sus difuntos son los de afuera, la gente de los ranchos, las personas que viven aquí en la ciudad casi no nos contratan… Nosotros llegamos aquí por ahí de las 9 y nos terminamos yendo como a las 6-7 de la tarde, por ejemplo, hoy no sabemos a qué hora nos vamos a regresar porque, como le digo que este año ha estado muy dura la situación no sabemos si vamos a sacar lo suficiente para comer en la semana”.
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Sin temor a caminar entre los santos difuntos, don Gregorio recuerda como durante décadas pasadas, existían contrataciones que acaparaban toda su jornada, sin embargo, durante los últimos años, pocas son las personas que quieren mas de dos o tres melodías, esto, a pesar de que la mayor parte de sus compañeros ya han perecido en su andar.

Finalmente, el señor Rabelo García enfatizó que terminando esta temporada no le quedará otro remedio que regresar a las cantinas y a los restaurantes, ya que, su bajo sexto y su púa desgastada ha sido el único medio que le ha permitido salir adelante durante más de 70 años.



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