Sobreviviente de Teuchitlán asegura que algunos reclutas se unieron voluntariamente
El sobreviviente confirmó que había quienes ya sabían que serían adiestrados para convertirse en sicarios de algún cártel del narcotráfico.
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Rancho Izaguirre en el municipio de Teuchitlán, Jalisco / Especial
Uno de los sobrevivientes del rancho Izaguirre, del municipio de Teuchitlán, Jalisco, contó lo que vivió día a día mientras estaba siendo adiestrado para convertirse en un sicario del cártel del narcotráfico, en entrevista con Alejandro Domínguez en MILENIO.
El sobreviviente comentó que a pesar de que muchas personas habían sido reclutadas sin su consentimiento con la presunta falsa oferta de empleo que se les ofrecía, había quienes entraban a este rancho por su propia voluntad, es decir, sabiendo a lo que se atenían.
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“No todos (llegaron ahí bajo esta promesa de empleo), algunos fueron por voluntad propia, sí (había personas que querían emplearse en eso)”, confirmó el entrevistado.
El sobreviviente relató que el campo de entrenamiento en Teuchitlán era un lugar donde los reclutas eran sometidos a pruebas extremadamente exigentes. Describió los entrenamientos como muy intensos, consistentes en actividades como correr, hacer lagartijas, abdominales y saltos coordinados. Según su testimonio, los instructores eran exmilitares de Estados Unidos y Colombia, quienes imponían una estricta disciplina.
Uno de los aspectos más impactantes de su relato fue cuando reveló que los reclutas eran forzados a realizar actos de violencia extrema. "Nos obligaban a matar personas y luego a destrozarlas", relató. Además, mencionó que los cuerpos de las víctimas eran incinerados, a veces apilando entre tres y cuatro cadáveres para acelerar el proceso.
Por otro lado, explicó que, a pesar de que se encontraron prendas en el rancho, no se puede asegurar que sus propietarios estén muertos. Señaló que el calzado que algunos usaban era sustituido por botas tácticas, las cuales eran más apropiadas para el entrenamiento, lo que sugiere que algunos reclutas aún podrían estar vivos, y habrían sido enviados a otros lugares.
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Así era el día a día de los reclutados en el rancho Izaguirre
La vida dentro del campo combinaba entrenamientos agotadores con condiciones de vida miserables. Los reclutas dormían amontonados en una cabaña, organizados "como cucharitas", según relató el entrevistado. "Nos daban una cobija para varios, apenas y alcanzábamos. Dormíamos sobre tapetes o lonas", recordó.
Además, la comida era otro aspecto crítico, aunque aclaró que se les proporcionaba alimentación diaria, consistente principalmente en proteínas básicas como huevo, pollo y arroz. También mencionó que le tocó estar en los hornos clandestinos, donde se deshacían de aquellos que no lograban pasar las pruebas.
No todos los reclutas conseguían sobrevivir al exigente entrenamiento. Según el sobreviviente, de un grupo de alrededor de 230 personas, cerca de 30 fallecieron durante el proceso. "Algunos no soportaban el dolor o el agotamiento físico. Ahí se quedaban", explicó.
Aquellos que lograban finalizar el entrenamiento eran enviados a diferentes regiones del país, como Guanajuato, Zacatecas, Puerto Vallarta y Aguascalientes, para involucrarse en actividades delictivas. "Ya sea como sicarios o realizando otras tareas, como robar autos de lujo y celulares", detalló.
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