Madrigalistas de Bellas Artes cantan en Catedral a víctimas del sismo
La Catedral Metropolitana vibró de esperanza con el “Requiem Op. 9”, de Maurice Durufle.
Con la mejor de las voluntades, con la esperanza puesta en un mañana mejor para el país, y con las voces más hermosas que nunca, los integrantes del Coro de Madrigalistas de Bellas Artes ofreció la noche del jueves un concierto único y extraordinario, dedicado a las víctimas del terremoto del 19 de septiembre en México.
La Catedral Metropolitana vibró de ilusión y confianza cuando el “Requiem Op. 9”, de Maurice Durufle, penetró en sus capillas y altares, mientras el público asistente, que se contó por cientos, todavía estremecido por la estela de dolor que dejó el sismo, vivió una experiencia musical que lo trasladó a otro plano, por la atmosfera que emana ese templo.
A un mes del terremoto, el Coro de Madrigalistas se hizo presente con la solidaridad que lo caracteriza. Bajo la dirección del maestro Carlos Aransay, y acompañado por Abraham Alvarado (órgano), la agrupación coral dio la mejor de sus interpretaciones a la que es la obra más famosa de Durufle, organista y compositor francés.
Es una pieza bellísima y muy importante por su cercanía con los organistas dedicados al servicio litúrgico. Por su hermosa sonoridad, ha trascendido ese ámbito para convertirse en una parte clave dentro del repertorio clásico. A pesar de ser una misa de difuntos, tiene un toque de esperanza. Es un Réquiem muy humano, carente de la idea de castigo divino.
El “Requiem Op. 9” se estrenó el 2 de noviembre de 1947, en Francia, y está basada en el canto gregoriano. Maurice Duruflé concebía esta obra como una reflexión sobre la forma mutable de la oración cristiana y la agonía del hombre que se enfrenta al misterio de su fin último, informó a Notimex el director Carlos Aransay, conocedor de la obra.
Comentó que en dicha pieza la parte del instrumento presenta una dificultad tremenda, es como una orquesta completa que se conjunta con unos solos de barítono y mezzosoprano que son verdaderamente impresionantes. Esta composición, bella y melódica, se presentó con toda su magia ante el público en un momento en el que se busca consuelo.
“Al ser un Réquiem conmovedor, con cantos de esperanza y momentos de lamentación, vamos a sentirlo de una manera diferente. Esa magia, ese milagro va ocurrir durante el concierto, ya que estamos rodeados de mucha tristeza”, anotó antes del recital, y agregó que la pieza ofrece un soplo de recogimiento. "Es ir más allá y trascender la vida diaria”.
Los asistentes abrieron su corazón y, en comunión, dejaron que sus almas se unieran. La primera parte del programa rescató obras que se relacionan con la muerte y la noche: “Circumdederunt me”, de Cristóbal de Morales; “Versa est in luctum”, de Alonso Lobo; “La nuit froide et sombre”, de Orlande de Lassus.
También, “Immortal Bach” (Komm Susser Tod), de Knut Nystedt; “Hymne à la nuit”, de Jean-Philippe Rameau; “Calme des nuits”, de Camille Saint-Saëns, y los nocturnos “Sa nuit d'ete”, “Soneto de la noche” y “Sure, on this shining night”, de Morten Lauridsen, para regocijo de la concurrencia.
La segunda parte fue dedicada a la luz y la vida, con las composiciones “O nata lux”, de Thomas Tallis; “Bon jour, mon coeur”, de Orlande de Lassus; “Lux aeterna” (Nimrod) de Edward Elgar; “Lux aeterna”, de Fernando Moruja; “Lux fulgebit”, de Íñigo Igualador, y “Xivarri” de Albert Alcaraz, así como “Canciones de las Américas”, de Sid Robinovitch.
El Coro de Madrigalistas de Bellas Artes fue fundado en 1938 por Luis Sandi. En sus casi 80 años de actividades sin interrupción, se ha dedicado a difundir su extenso repertorio, el cual abarca desde las primeras manifestaciones musicales en Occidente hasta muchas de las obras corales contemporáneas, de acuerdo con lo manifestado por Carlos Aransay.
Ha sido dirigido por Luis Sandi, Jesús Macías, Jorge Córdoba, Rufino Montero, Samuel Pascoe, James Demster, Horacio Franco, Jesús Carreño, Jorge Medina y Michael Form, entre otros. Aransay estudió en la Escuela Superior de Canto y en el Real Conservatorio, ambos en Madrid, y en el Royal College of Music de Londres, logrando gran academia.
En Viena siguió sus estudios de dirección de orquesta con Jacques Delacôte y a la fecha ha dirigido las orquestas nacionales de Perú, Cuba y Costa Rica, del Sodre de Uruguay, de la Radio de Pilsen, República Checa y la London Symphony, ente otras. Creador de instituciones, fundó en 2009 el London Lyric Chorus, y en 1995 el Coro “Cervantes”.
Tras el concierto de anoche, adelantó que el próximo domingo, 22 de octubre, en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes el Coro de Madrigalistas ofrecerá un segundo concierto bajo su misma batuta. El concierto llevará por título “Nox & lux” (“Noche y luz”). Música para la Noche y el Día de muertos. “Será inolvidable”, prometió antes de despedirse.
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