45 minutos de lujo y 45 minutos de desorden

En México es muy difícil o casi imposible que haya uno o dos equipos tan polarizantes en comparación al resto de la liga, no vamos a poder tener un Real Madrid, Barcelona, Manchester City o PSG como a bastante gente le gustaría que ocurriera. Afortunadamente nuestro torneo es más equilibrado y no es una locura pensar en resultados rompe quinielas.

A Tigres no hay que verlo como un amo absoluto del torneo, los partidos son complejos juegue contra quien juegue. No como para ser el candidato a perder, pero sí siendo el rival a vencer y con la mayoría de los contrincantes jugando a un alto nivel, o por lo menos lo intentan.

Sin demeritar

Esa introducción es porque ha sido un sin fin de comentarios de “¿por qué dicen que Tigres jugó tan bien si era el Morelia?”, restando mérito a lo hecho en el primer tiempo por el rival en turno. Y tienen razón: aún es un equipo en construcción, con individualidades que dejan mucho que desear, pero el esfuerzo de los dirigidos por Ricardo Ferretti allí está.

La clase de los 45

Sabíamos que Tigres iba a tener la pelota, porque todo se prestaba para que así fuera y sucedió. La tenencia de la pelota siempre va a ser un camino, no un fin. No hay sentido en jugar a tener la posesión, más bien se tiene la posesión para hacer un juego que te acerque a ganar y eso es lo que hace, o al menos intenta, Tigres.

Utilizaban muy bien el pase para mover al rival. Y me refiero a todos los tipos de pase: corto, largo, entre líneas, hacia atrás, lateral, cruzado y largo. Había una muy buena ubicación de los jugadores felinos para poder tomar decisiones con cierta comodidad.

Algo de mucho valor también fue la forma de recuperar la pelota. Muy poco tiempo Morelia pudo tener claridad con el balón, gracias a los achiques y organización para traer de nuevo el esférico a propiedad del equipo local, y esto permitía organizar ataques rápidos que le daban comodidad en campo rival a Tigres.

El juego de Quiñones

La banda derecha fue de Luis, y lo dejó muy en claro en tres ocasiones dando tres asistencias. No hubo otro futbolista en la jornada que haya condicionado tanto un juego, y solo estuvo 37 minutos, menos de 40 minutos para poner a tres compañeros distintos, con diferentes zonas, funciones y características, en buena posición para rematar.

Una lástima que haya tenido que dejar el campo.

La caída

Desde el primer tiempo vimos cómo Morelia presionaba a Tigres bastante alto, y con el campo de regla estaban constantemente dos jugadores felinos cerca de Nahuel para sacarla en corto, llevar y traer la pelota para hacer un lance hacia una zona vacía y competir uno contra uno a ver quién ganaba.

Tengo la impresión de que para el segundo tiempo, Torrente más que la idea de remontar intentó no ser humillado, porque el nivel de Tigres estaba para anotar otros tres goles. Sacó a Millar y puso a correr al “Quick” Menoza que consiguió un gol, y mete a Aristiguieta que es un nueve que se estrena en México a tratar de capitalizar errores.

De cierta forma podemos decir que le funciona, porque logró acercarse 3-2, pero Aquino hace un gol de antología, termina 4-2 y parece que el segundo tiempo no fue tan malo, aunque lo perdiste 1-2.

Sigue siendo preocupante que Tigres caiga así en los segundos tiempos. No es algo nuevo, pero sigue sin poder ser corregido, y muchos podrán decir que no importa, que es la fecha uno y que se ganó, pero conocemos la sensibilidad de este equipo cuando encuentran un error y cómo lo sufren seguido: la falta de efectividad, el balón parado en contra y ojalá que los malos segundos tiempos no se hagan una constante.

Los motivos de esta caída están ligados a un desorden en la ocupación de los espacios, que como consecuencia traían más mano a mano a favor de los jugadores de Morelia, incluso me da la impresión de que la lectura de Ferretti de sacar a Díaz por Dueñas no es la correcta, quiso ganar balones para la frontal del área moreliana cuando lo importante era recuperar los espacios del centro del campo. Y al final, como una medida de miedo por un posible empate, sacó a Zelarayán que se equivocó horrible para el 3-2, y pone a Torres Nilo a defender la banda y el área.

Lo peor

Alguien debe decirle a Valencia que no es a fuerza estar en Tigres, porque desde hace tiempo entra al campo con una parsimonia que no encaja en el compromiso y exigencia que este equipo necesita.

La baja de Luis Quiñones pesó tanto en gran medida porque el relevo fue Enner que aportó entre poco y nada. Prácticamente no pisó el área, no ganó ni el 50% de sus duelos, no aportó nada en contraataques. Una lástima. Ojalá logre retomar su mejor nivel o que encuentre una oferta en otro país donde pueda tener un reto más estimulante.