Maratonistas pasan cuarentena en una playa semidesierta
A pesar de que no tienen lujos, prefieren vivir en la naturaleza.
Los maratonistas, Ragna Debats y Pere Aurell junto con su hija de cinco años, habían decidido competir en nueve carreras en los seis continentes.
Debido a la pandemia del coronavirus, esto se tuvo que cancelar, pero el 21 de marzo la pareja comenzó a prevenir e inició su cuarentena, pero no en su casa ya que decidieron irse a una playa semidesierta en Costa Rica, entre murciélagos, arañas, cangrejos, pesca, monos que les “roban” la comida.
Pues para llegar ahí se necesita hacer un recorrido de 40 minutos en barco; a su vez sólo 10 personas viven en ese lugar.
Para sobrevivir, la pareja se llevó latas de verdura y atún, spaghetti y macarrones, arroz, quinoa, puré de papas, pan, tostadas, cereales, mermelada, leche y huevos. Asimismo, los maratonistas tuvieron que construir bajo los árboles una casa con cañas de bambú, debido a que la carpa que llevaba no aguantaba los diluvios.
“Podríamos irnos, pero estamos aquí libremente. Vivimos una experiencia muy excepcional y creemos que es una manera de proteger a nuestra hija y a nosotros, y también de ayudar a que el virus no se pueda expandir en el país. No sabemos lo que pasará y nos quedaremos aquí por tiempo indefinido. Estamos mejor que en casa, aunque no tengamos nada de lujo. Es mejor estar en la naturaleza”, comentó Ragna para El Clarín.
DP
Los maratonistas, Ragna Debats y Pere Aurell junto con su hija de cinco años, habían decidido competir en nueve carreras en los seis continentes.
Debido a la pandemia del coronavirus, esto se tuvo que cancelar, pero el 21 de marzo la pareja comenzó a prevenir e inició su cuarentena, pero no en su casa ya que decidieron irse a una playa semidesierta en Costa Rica, entre murciélagos, arañas, cangrejos, pesca, monos que les “roban” la comida.
Pues para llegar ahí se necesita hacer un recorrido de 40 minutos en barco; a su vez sólo 10 personas viven en ese lugar.
Para sobrevivir, la pareja se llevó latas de verdura y atún, spaghetti y macarrones, arroz, quinoa, puré de papas, pan, tostadas, cereales, mermelada, leche y huevos. Asimismo, los maratonistas tuvieron que construir bajo los árboles una casa con cañas de bambú, debido a que la carpa que llevaba no aguantaba los diluvios.
“Podríamos irnos, pero estamos aquí libremente. Vivimos una experiencia muy excepcional y creemos que es una manera de proteger a nuestra hija y a nosotros, y también de ayudar a que el virus no se pueda expandir en el país. No sabemos lo que pasará y nos quedaremos aquí por tiempo indefinido. Estamos mejor que en casa, aunque no tengamos nada de lujo. Es mejor estar en la naturaleza”, comentó Ragna para El Clarín.
DP
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