Ricardo Peralta es captado comiéndose los mocos en 'La Casa de los Famosos' | VIDEO

Ricardo Peralta, conocido como "La Loba", ha sido objeto de controversia en las redes sociales después de ser captado en varias ocasiones hurgándose la nariz o las orejas y luego metiéndose el dedo a la boca.

Esta acción ha sido considerada desagradable y poco higiénica por muchos, lo que ha generado una avalancha de comentarios y burlas hacia el influencer.

Algunos usuarios han mencionado que Peralta ha hablado de estos hábitos en sus programas y ha intentado controlarlos, pero parece que la presión o el estrés en la casa lo han llevado a recaer.

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A pesar de los esfuerzos de "La Loba" por cambiar estas costumbres, la situación ha puesto en evidencia la lucha personal que enfrenta con este comportamiento, desencadenando una discusión sobre la importancia de la higiene personal en la vida pública.

¿Cuáles son las consecuencias de comer mocos?

Comer mocos, una práctica conocida como mucofagia, es común entre los niños pequeños pero también ocurre en adultos. Desde una perspectiva médica, los mocos contienen bacterias, virus y otros patógenos atrapados del ambiente. Comerlos puede reintroducir estos patógenos al cuerpo, potencialmente aumentando el riesgo de infecciones, especialmente si el sistema inmunológico está comprometido.

Algunos estudios sugieren que la exposición a ciertos patógenos puede ayudar a fortalecer el sistema inmunológico al "entrenarlo" para combatir diversas infecciones. Sin embargo, esto es un tema de debate y no justifica la práctica de comer mocos.

Comer mocos no es higiénico y puede llevar a la propagación de gérmenes, especialmente en entornos comunitarios como escuelas y oficinas. Además, puede ser una conducta socialmente inaceptable y poco atractiva.

Si la práctica es frecuente, la saliva puede transferir bacterias del moco a los dientes y encías, aumentando el riesgo de problemas dentales como caries o gingivitis.

Las personas pueden comer mocos por varias razones, algunas de las cuales son psicológicas, conductuales o incluso evolutivas, por ejemplo, en niños pequeños, comer mocos puede ser una forma de explorar su cuerpo y el mundo que los rodea. Los niños tienden a poner muchas cosas en su boca por curiosidad.

En algunos casos, comer mocos puede convertirse en un hábito. Puede ser una acción inconsciente que se repite hasta que se vuelve automática.

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Algunas personas pueden comer mocos como una respuesta al estrés o la ansiedad. La acción de hurgarse la nariz y llevarse el dedo a la boca puede tener un efecto calmante similar al de morderse las uñas.

Existe una teoría que sugiere que comer mocos puede tener un beneficio evolutivo. La exposición a los gérmenes y bacterias presentes en los mocos podría ayudar a fortalecer el sistema inmunológico, aunque esta teoría es controvertida y no ampliamente aceptada en la comunidad científica.

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