La imagen de Israel, “desastrosa” tras la matanza palestina
El corresponsal Pierre Laski, con experiencia amplia en Oriente Medio, analiza el impacto de los hechos en Gaza.
En los últimos años, un leitmotiv se instaló entre los analistas de la situación en Oriente Medio: la cuestión palestina había perdido su ‘centralidad’ en el mundo árabe, siendo los palestinos los olvidados de la historia. Y, de hecho, el gobierno y una buena parte de los israelíes se comportan desde hace años como si la cuestión palestina ya no existiera, como si ese statu quo pudiera durar eternamente”, afirma el periodista Pierre Haski, de la revista francesa Le Nouvel Observateur (L’Obs), a propósito de la última matanza en Gaza.
Para Haski, es posible que Donald Trump no tuviera una gran visión estratégica cuando decidió hacer aquello a lo que sus predecesores habían renunciado para no echar más leña al fuego: el traslado de la embajada de EU de Tel Aviv, antes de un arreglo político definitivo entre israelíes y palestinos.
“Pero esta decisión —prosigue—, como era fácil de adivinar sin ser un conocedor del ‘Oriente complicado’, fue recibida como una provocación por los palestinos”, lo que derivó en la masacre del lunes en Gaza: 60 palestinos muertos y más de 2 mil 400 heridos, “un balance de guerra para una jornada de protestas”.
Desde el lunes, dice, la cuestión palestina está de nuevo en las portadas de los periódicos —tanto el New York Times como el Washington Post privilegiaron una foto de Gaza, más que la ceremonia de inauguración con la hija del presidente y su equipo... — y movilizó de nuevo a los diplomáticos del Consejo de Seguridad de la ONU, provocando llamados de los embajadores y comunicados virulentos.
Para Haski, con amplia experiencia como corresponsal en Sudáfrica, China y Jerusalén, “en lo inmediato, la relación de fuerzas está claramente a favor de Israel”, que acaba de celebrar su 70 aniversario y sus adversarios palestinos conmemoran la Nakba, la “catástrofe”, por el éxodo obligado de millares en 1948 tras la implantación en sus tierra del Estado hebreo, el 14 de mayo de 1948.
Israel, añade, “se beneficia hoy de un ‘alineamiento de los planetas’ a su favor: una administración en EU totalmente alineada con sus posiciones, lo que no ocurría desde hacía mucho tiempo, y que acaba de hacerle dos ‘regalos’: el retiro del acuerdo nuclear iraní contra el cual el premier israelí Benjamín Netanyahu se batía en vano desde su firma en 2015, y el traslado de la embajada a Jerusalén”.
Además, agrega, la principal potencia árabe sunita, Arabia Saudita, más obsesionada por Irán que por Palestina, “hizo una alianza de facto con Israel en el gran juego regional que comienza”; y el Egipto del mariscal Sissi, en guerra con los Hermanos Musulmanes y con sus propios yihadistas en el Sinaí, no tiene ninguna complacencia con el movimiento islamista Hamas en Gaza, salido de los Hermanos Musulmanes egipcios.
A partir de ahí, “Israel puede permitirse mostrarse brutal e inflexible en todos los frentes”, añade Haski, “en Siria, en Gaza, pero la única cosa que ha cambiado es el leitmotivsobre la ‘desaparición’ del problema palestino”. El desastre para Israel “quedó simbolizado en las imágenes compartidas por todas las cadenas de noticias del mundo durante la jornada del lunes: de un lado, la sonrisa de Ivanka Trump develando la placa de la nueva sede, y, del otro, las víctimas palestinas que caían en Gaza, entre ellos muchos niños”.
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