A billetazos, Samsung ataja la amenaza china
La incursión en el área biofarmacéutica es un ejemplo de la flexibilidad del grupo tecnológico para cambiar de dirección cuando es necesario.
Cuando Samsung decidió probar suerte en el sector de biofarmacéuticos en 2010, sus operaciones consistían en un equipo de 12 personas que trabajaba en el sótano de un laboratorio de hospital.
Ahora el negocio es uno de los más prometedores de la compañía más grande de Corea del Sur; emplea a 3 mil personas y funciona como un importante recordatorio de que el enorme conglomerado mantiene la flexibilidad para cambiar de dirección cuando es necesario. Es una historia alentadora para Samsung, que urgentemente necesita repetir.
Ante la creciente competencia de los rivales chinos de bajo costo, Samsung necesita encontrar áreas de crecimiento, una realidad de la que estaban muy conscientes los ejecutivos el miércoles cuando anunciaron un plan de inversión de 160 mil millones de dólares.
Bajo el plan de tres años, Samsung va a invertir más de 20 mil millones de dólares en el desarrollo de tecnologías como la inteligencia artificial, las redes 5G y los componentes electrónicos automotrices, al igual que para impulsar sus unidades biofarmacéuticas.
La cantidad restante se utilizará para la expansión de las plantas de fabricación de semiconductores, la contratación de decenas de miles de trabajadores y también para fomentar una serie de startups.
El tamaño de la inversión de Samsung eclipsa a la de los grupos rivales de tecnología como Apple, que en enero dijo que gastará 30 mil millones de dólares para ampliar sus instalaciones en Estados Unidos. Asimismo, Vision Fund, de SoftBank, que invierte en grupos globales de tecnología, solo 100 mil millones de dólares.
“Esto se puede considerar como la inversión corporativa más grande del mundo. Samsung inyecta el equivalente a sus utilidades operativas (en los últimos tres años) de nuevo en el negocio”, dijo So Hyun-chul, analista de Shinhan Investment.
“Esta inversión es para la supervivencia”, agregó So. “No hay una persona en Samsung que no sepa que están a punto de perder debido a la veloz persecución de China. Es una situación realmente seria. No pueden quedarse sin hacer nada”.
Ese tipo de advertencias pueden parecer incongruentes con el balance de Samsung. Durante gran parte de 2017, antes de la caída del mes pasado, Samsung reportó utilidades récord, incluso en un momento superó a Apple para convertirse en el grupo de tecnología más rentable del mundo.
Fue un momento estelar, pero uno que se sostuvo con un solo producto: los chips de memoria. De acuerdo con algunos analistas, los chips en algún momento representaron 75 por ciento de la utilidad operativa de Samsung, algo que reforzó las finanzas del grupo incluso cuando los rivales chinos le quitaron participación de mercado en los dispositivos móviles, alguna vez una vaca lechera para Samsung.
Ahora el temor es que los grupos que tienen el respaldo de Pekín se preparan para expandirse a los chips de memoria, dejando indefenso al titán industrial de Corea del Sur.
Personas que trabajan estrechamente con Samsung dicen que la empresa se mantiene optimista con respecto a la amenaza, tienen confianza en la creencia de que la naturaleza compleja y los rápidos avances del sector significan que los competidores chinos van a tener dificultades para ponerse al día.
Pero Samsung no deja nada a la suerte. Del plan de inversión de 160 mil millones de dólares, casi 100 mil millones de dólares se van a destinar a gastos de capital. Gran parte de esa cifra se gastará en su operación de semiconductores, incluida la modernización de plantas y equipo y el aumento de producción.
Construir una fábrica de semiconductores y equiparla con los avances más recientes puede costar hasta 13 mil millones de dólares, de acuerdo con la compañía.
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