Así es la vida en Tonalá tras el homicidio de estudiantes de cine
La Fiscalía aún analiza indicios de ADN de los jóvenes secuestrados, asesinados y disueltos en ácido por miembros del crimen organizado.
Tonalá. En Tonalá es mejor salir para lo estrictamente necesario por el miedo a quedar en medio de una balacera.
Al menos es el sentir de habitantes del municipio donde, según la Fiscalía General del estado, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) secuestró y mató a los estudiantes de cine Javier Salomón Aceves, Marco García y Jesús Díaz, por confundir a uno de ellos con un narco.
A una semana y media del informe de la fiscalía, y a un mes y medio de que los estudiantes fueron secuestrados y asesinados, la población no puede recobrar la tranquilidad. Al contrario, la zozobra se incrementó por la disputa que puede recrudecerse entre el CJNG y el cártel Nueva Plaza, tras la confusión que derivó en la muerte de los universitarios.
Hasta ahora el gobierno del estado ha capturado a dos presuntos responsables de los hechos: Gerardo González, El Cochi, y Christian Omar Palma, nombre del rapero QBA, ambos vinculados a proceso por el delito de secuestro agravado.
No obstante, existen ocho órdenes de aprehensión más contra los presuntos implicados en la muerte de los tres jóvenes, por lo que no solo la autoridad está detrás de ellos, sino también el cártel rival, como ocurrió con Juan Carlos Barragán, El Canzón, líder del grupo que desapareció a los estudiantes y fue ejecutado a tiros el pasado 2 de abril.
“Así ya no sabes quiénes son tus vecinos, mejor ni voltear a ver. Uno quiere estar tranquilo por la familia y salir ya solo para lo necesario, no se vayan a enfrentar y a ti te toca la refriega”, explicó Lauro, mientras empuja de manera nerviosa la puerta para tratar de entrecerrarla.
Es un vecino que prefiere cambiar su nombre y mantener el anonimato por la cercanía de su vivienda con la casa ubicada en la calle Lechuza 89, colonia Pinar de las Palomas, en Tonalá, donde, según la autoridad, golpearon y asesinaron a los alumnos de cine.
Una manta en la fachada de su hogar con la leyenda “Se vende”, evidencia la desesperación del padre de familia por salir del lugar.
“¿A poco las autoridades no sabían nada de lo que ahí estaba pasando? Si desde hace meses comenzó la actividad sospechosa en el lugar. ¿A poco las patrullas no notaban la música a todo volumen, el entrar y salir de las camionetas? Si en varias ocasiones se escuchaban gritos y la pura casa parece una fortaleza. ¿Uno qué?, ¿para qué se mete? No sabes qué represalias puedan tomar contra ti y la verdad da miedo porque tu familia está aquí”, relató.
Otra familia que labora cerca del inmueble asegurado, prefirió rehuir cuestionamientos: “Nosotros solo trabajamos un rato aquí y nos vamos. No conocíamos quién vivía ahí”, atajó una mujer con evidente temor al hablar.
El pavor no es para menos. El inmueble, usado como casa de seguridad, cuenta con herrería en puertas y ventanas, cuyos vidrios fueron pintados de negro para bloquear la vista al interior. Un orificio en la fachada permite observar que unos cinco metros detrás del gran portón frontal se alza otro pórtico metálico.
La finca es resguardada por la policía estatal, quizá por ello el halconeo es menos evidente. La custodia de los grupos criminales es más visible en las inmediaciones de la casa cercana a la presa El Ocotillo, donde los estudiantes de cine realizaron un trabajo escolar. Una camioneta tipo pick up anuncia que el lugar es vigilado, pues sujetos en su interior observan a la distancia a quienes se acercan al lugar. El ambiente es intimidatorio.
El inmueble, también ubicado en Tonalá, donde en julio de 2015 fue detenido Diego Gabriel Mejía, presunto integrante del cártel Nueva Plaza, sobresale por sus acabados más detallados, dos cámaras de seguridad en fachada y malla electrificada, en medio de predios ejidales con edificaciones en obra negra y caminos de terracería. Dos casas al lado de la finca, en la esquina destaca un inmueble cuyas características presumirían una casa de seguridad: portón y ventanas resguardadas por una gruesa herrería y una cámara de seguridad en la entrada.
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El gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval, insistió en la solidez de la investigación como para someterla al escrutinio de peritajes internacionales.
“Aquí no hay verdades históricas ni carpetazo”, aseveró.
En entrevista con MILENIO, el mandatario aclaró que la investigación aún está en curso con el apoyo del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF), así como la División Científica de la Policía Federal.
“El expediente está abierto desde que se inició la investigación, hasta ahora está a los mejores peritos internacionales que puedan apoyar, asesorar a la familia, lo que queremos es dar con los responsables. Hemos hecho una investigación transparente, oportuna, científica y sólidamente probada”, insistió.
El mandatario presumió que han tenido un contacto permanente con las familias de las víctimas y admitió que el caso es difícil porque hasta ahora todo indica que no habrá restos para entregar a sus familiares, ya que las evidencias científicas y los testimonios de los dos inculpados, El Cochi y QBA, refieren que los jóvenes fueron disueltos en ácido sulfúrico durante dos días y el líquido arrojado en lotes baldíos.
El director general del IJCF, Octavio Cotero, informó ayer en conferencia de prensa que la investigación continúa y siguen haciendo el análisis de los indicios de ADN ligados a los estudiantes.
Agregó: “Es importante subrayar que estos indicios están siendo analizados tanto por personal del instituto como por personal de la policía científica federal”.
En otro momento, el funcionario explicó que las gotas de sangre encontradas en unas esposas y en una habitación corresponden al perfil genético de Marco Ávalos y Daniel Díaz.
Pero en el caso de Salomón Aceves, el joven a quien los sicarios confundieron con el capo Diego Mejía, El Diego, y sobre quien estaba la orden criminal de cazar, aún no hay rastro.
“El poco líquido que quedaba en los (tinacos) rotoplas no nos arrojó nada porque el ácido es tremendamente corrosivo. Solo las muestras de sangre que se encontraron”, insistió.
En las calles permanece un profundo enfado. “En Jalisco los desaparecidos no son tres... En nuestro estado en este momento los desaparecidos se cuentan por miles. ¿Cuántos son? No lo sabemos porque no nos han presentado un diagnóstico claro por esta situación”, expresó Jesús Medina Varela, presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios de la Universidad de Guadalajara.
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