El Placer de lo Cotidiano también es arte
El Placer de lo Cotidiano se estará exhibiendo hasta el 23 de abril en el Museo Diego Rivera de la ciudad de Guanajuato.
Más allá de nuestra concepción de lo cotidiano que puede estar salpicado de tantas cosas complejas o simples, ajenas o propias, hay que saber distinguir la cotidianeidad del otro y confrontarse con la realidad enriquecida en su conjunto, esta es la oferta que nos presenta la colectiva titulada El Placer de lo Cotidiano, que se estará exhibiendo hasta el 23 de abril en el Museo Diego Rivera de la ciudad de Guanajuato.
Son las visiones de los artistas donde nos identificamos simple y llanamente en los cuadros que podemos admirar en varias de las salas del Museo, donde como anota Avelina Lésper, directora de la Colección Milenio Arte, “equivocadamente se supone que los ‘grandes temas producen grandes obras’. En el arte, la literatura y la vida misma, la trascendencia no está en el tema o en la anécdota, está en cómo es narrada esa historia, cómo está descrita esa escena, cómo la vivimos; qué papel desarrollamos: creadores o espectadores”.
En su reseña de la obra en la que exponen Carmen Chami, Talía Yáñez; Héctor Javier Ramírez, Juan Antonio Ferrara, Miguel Ángel Garrido, Tomás Gómez Robledo, Wero Ramos, Antonio Chaurand, Hugo Jácome y Luis Argudín, Lésper destaca la ansiedad natural de mirar por una ventana abierta, descubrir qué hay del otro lado, allá afuera o adentro, “es el vicio del voyerista y es la herramienta del artista. Los otros hacen lo mismo que nosotros, pero la distancia le da una dimensión mayor, nos intriga, nos incita, queremos saber más”.
“El arte sacia ese apetito, se adentra en espacios que no hemos visto, en habitaciones, emociones, momentos, calles, atmósferas, que a pesar de que son familiares, reconocibles, plasmados en la obra se convierten en ventanas, en escenarios. El espectador de la obra ve con los ojos del artista, descubre lo que él descubrió, y en una prodigiosa aventura, se sabe retratado, se sabe espiado, y presencia su propio drama: el ultrajado agradece el ultraje”, añade.
José Ignacio Aldama, curador de la exposición, explica que esta es una colección que lleva entre 6 y 7 años conformando, porque se dio cuenta de que muchos de los artistas con los que trabaja tienen muchas cosas en común y la posibilidad de unificarlos en un solo proyecto artístico le pareció razonable, porque todos estos autores abordan aspectos de la vida cotidiana, como pretexto o motivación para llegar al lienzo.
La motivación como todo lo que nos inspira puede ser “mirándose al espejo, como Carmen Chami; el smog cotidiano como Farrera o artistas como Chaurand y Miguel Ángel Garrido, que abordan la vida cotidiana desde convivencia, la sobremesa, la habitación; todos en común tienen un respeto formidable hacia el oficio, hacia los materiales y a pintura misma y unificarlos bajo el mismo paraguas de la vida cotidiana, me pareció una idea acertada”.
“La asimilación, intromisión y recreación de la continuidad cotidiana, los lugares, los objetos, las personas y las memorias nos llevan por el espejo doble de la existencia, por el lugar del que a veces queremos huir y otras luchamos por recobrar”, subraya Lésper del trabajo de curaduría del propio José Ignacio.
Comenta Aldama que lo que hace la pintura o lo que intenta, “es confrontar al espectador con su propia realidad, por lo que hay una identificación en muchos de los lienzos, aunque no se haya estado en esos espacios hay lugares similares donde sí y por eso nos llega la pintura”.
“Ver otra persona en el cuadro y que el cuadro te mire, lo que hace justamente es hablarnos de la fragilidad y fugacidad de la vida misma y de la inevitabilidad de la muerte”.
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